Para todos aquellos que se vean atraídos por la ciencia ficción, el argumento de Atrapado...no les sonará a novedad. De hecho las formas de la peli de Ramis pueden asociarse con las empleadas en Corre Lola corre y hasta en un episodio de los Expedientes x. Pero en este caso, la obra en cuestión decide desde una trama que no es novedosa cambiar los tonos, el mensaje y, desde luego, el género sobre el cual se aplica.

Así como se vio en envase de ciencia ficción, la trama de sujeto-perdido-en-limbo-temporal se nos presenta aquí bajo la forma de una comedia desenfadada con aires de realismo mágico. Atrapado...es un cuento, una fantasía deliciosa sobre lo que nos planteamos, o no, a la hora de realizar una rutina. Mientras que otras pelis similares resaltaban la tragedia, en este caso el dramatismo se haya mucho más apaciguado: el otrora sabor a pesadilla eterna muta aquí bajo la forma de espacios saturados, hastiados, reproducidos hasta el hartazgo. Sin lugar a dudas resalta la redención personal por sobre todas las cosas y ese Bill Murray tan histriónico como repetitivo encontró, gracias a la naturaleza del guión, la horma de su zapato.

En cuanto al mensaje, es bien claro: obviando gags y secuencias innecesarias, Atrapado...juega con el tiempo. Nuestro tiempo, que conforme vaya pasando y nosotros pasemos de largo con él, pues a la larga cada día será como el anterior.
Dias grises para vidas grises.