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Argentina Argentina · mendoza
Voto de nahuelzonda:
9
Drama Tras una breve relación sentimental con un colega, Theresa Dunn (Diane Keaton) decide independizarse de su opresiva familia. Así comienza una metamorfosis que hace de ella una compasiva profesora de niños sordos durante el día y una mujer que busca toda clase de placeres nocturnos por los tugurios de la ciudad. (FILMAFFINITY)
9 de agosto de 2016
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Buscando al Sr. Goodbar es una obra de importancia capital.

Se ha hablado de esta película como una sórdida incursión en lo que fueron las facetas más tristes de la contracultura, una radiografía descarnada de aquellas tendencias revolucionarias que signaron un camino nuevo y que catapultaron a la conciencia colectiva hacia un nuevo horizonte que nunca llegó a amanecer.

Es una película sobre la guerra que perdimos:

Las décadas del 60 y 70 fueron momentos críticos, que marcaron hitos sociales y culturales sin precedentes en la historia occidental. Fue el momento del estallido y el cambio. Las empalizadas del sistema saltaron en pedazos y las astillas laceraron los ojos ortodoxos y pusilánimes. El telón de los Estados se hizo a un lado y las bambalinas quedaron al desnudo revelando la evidencia, antes apenas intuida. La mirada audaz atisbó el engaño pergeñado, oculto tras un velo transparente, apenas hilvanado; las políticas paternalistas dejaron de ser útiles porque su pueblo-niño ya no vestía la ignorancia ni la deshonra. Todo o casi todo, salió a la luz, y fue esa luz fulgurante de la lucidez la que derritió la escarcha de los fríos valores enquistados.

La generación moderna se dio cuenta que la tierra prometida por sus padres era un valle estéril donde ya nada podía sembrarse, y decidió despertar. Abrió bien los ojos a la injusticia, y desempolvo las motas de pasividad de sus vestiduras para caminar con mayor soltura…
generación beat
contracultura
Morrison
mayo francés
revolución sexual
Joplin
liberación femenina
Vietnam
Hendrix
Lennon…
Esta lista interminable, que nunca va a ser exhaustiva, y los miles de anónimos que también la nutrieron, fue lo que permitió el intento y la posibilidad.

Pero perdimos una guerra visible, una guerra cruel, donde se polarizaron las partes y donde muchas veces combatimos contra nosotros mismos. La actitud contestataria fue una estocada eficaz, que desestabilizó los cimientos del status quo y la conformidad de los poderosos, pero también nos sumió en una contienda inmadura donde nos rebelamos para llamar la atención, actitud que encubrió nuestra secreta necesidad infantil de sentirnos reconocidos, por esos, a los que paradójicamente combatíamos. Esto nos paralizó y nos endureció, se fragmentó eso que siempre creímos iba a ser homogéneo, se eligió el exceso como forma, y la desintegración fue una cualidad distintiva de la época (la desintegración social, ideológica, filosófica, política, partidista). La contienda no pudo poner fin al desacuerdo: el orden soñado nunca llegó y la esperanza se extinguió junto con el último rayo de luz del día. La conciencia ensanchó sus horizontes, pero termino siendo constreñida por la violencia, la uniformidad y el desencanto.

Eso es Buscando al Sr. Goodbar.

Un doloroso recuerdo y un grito sordo en la oscuridad.
nahuelzonda
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