Es una de las mejores comedias que ha pasado por las pantallas porque te hace reír, casi llorar, y sobre todo pensar. Pensar en la condición humana, con todos sus defectos y todas sus virtudes. Pensar que siempre se está a tiempo de cambiar para mejor si alguien nos necesita. Y siempre hay alguien que nos necesita. Ya se que me estoy poniendo melodramático y cogiendo de la película lo que menos me ha gustado: lo dulce que se solucionan las cosas y tan fácilmente. Pero el cine es eso, una mentira que puede ser cruel o piadosa, y yo últimamente prefiero las mentiras piadosas. De lo que no hay duda es que existe un guión muy bueno, con cantidad de momentos memorables y graciosos por lo complicados en la trama, y hay un director que muy certeramente ha sabido sacarle el jugo divertido a las situaciones planteadas por el guión sin olvidarse que la realidad puede ser muy dura. Y sobre todo hay un actor, un actorazo, que saca adelante un personaje increíble que llega a convencer al espectador de que todo lo que hace, y dice, forma parte de un hecho real cuando sabemos que es ficción. Es increíble como Jack Nicholson puede aterrorizar en “El resplandor”, hacer que el espectador entre en la mente de un personaje en “Alguien voló sobre el nido del cuco” o hacer reír tan inteligentemente. Los dos personajes secundarios que le dan la réplica -a lo mejor tendría que decir tres, contando al perro- están muy bien elegidos y en especial el vecino homosexual que llega a tener tan mala suerte en la vida, aunque ella en su papel de camarera y madre de un niño enfermo no está nada mal. En fin, comedia imprescindible si te gusta el cine.