En una película es bueno que los personajes sufran cambios que aumentarán el interés del espectador, y si es el personaje principal, mucho mejor. Pero en el guión esos cambios tienen que estar perfectamente explicados y, sobre todo, justificados. A veces la inmadurez o la irresponsabilidad pueden ser causas justificadas. El director ya buscará las imágenes adecuadas para presentar los cambios y sus justificaciones. Aquí se produce, de una manera repentina e incomprensible, un cambio en uno de los personajes principales que de ninguna manera queda justificado y, para mí, ahí esta el mayor fallo de esta película. Y llegando al final se producirá otro cambio, en otro personaje, que solo se explica por la intención de dejar contento al espectador, y eso no está bien si no se justifica tampoco. La suerte del espectador es que se va a encontrar con dos protagonistas muy buenos que hacen perfectamente el papel de los dos hermanos, y son ellos los que en realidad despiertan el interés. Todo el drama, con mucha acción en el mundo de la droga y las pandillas, está muy bien integrado, y eso lo digo a favor del guionista, en un ambiente de inmigrantes, de diferentes razas y religiones, en un país que oculta sus vergüenzas como es el Reino Unido. Pequeñas pinceladas de imagen o de diálogo, pero bien puestas, son suficientes para introducir al espectador en esa trama multirracial y multicultural, y el espectador creo que debería fijarse más en estos aspectos que en las anécdotas del mundo de las drogas y del crimen. Me parece muy interesante que un personaje joven, de padres egipcios, cuando se le habla sobre sus orígenes, salte con rabia diciendo: Mis orígenes están aquí, porque yo nací aquí”