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Burkina Faso Burkina Faso · Lolailo
Voto de Buscapé:
8
Comedia. Drama Película basada en hechos reales del corredor de bolsa neoyorquino Jordan Belfort (Leonardo DiCaprio). A mediados de los años 80, Belfort era un joven honrado que perseguía el sueño americano, pero pronto en la agencia de valores aprendió que lo más importante no era hacer ganar a sus clientes, sino ser ambicioso y ganar una buena comisión. Su enorme éxito y fortuna le valió el mote de “El lobo de Wall Street”. Dinero. Poder. Mujeres. ... [+]
10 de febrero de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los que venimos siguiendo la carrera de Di Caprio, no podemos creer cómo el guaperas noventero que copaba posters y fotos en las carpetas de quinceañeras, ha logrado huir de ese pasado, para transformarse en lo que verdaderamente es: un actorazo de la cabeza a los pies.

Se mire por donde se mire, desde aquel anecdotico papel en Critters, pasando por apariciones más o menos casuales por series como "Los Problemas Crecen", lo que antes era un niño, se ha transformado en un auténtico camaleón: interpretación sobresaliente en "¿A quién ama Gilbert Grape?", luego vendría Titanic, Romeo y Julieta y la "Máscara de hierro" que aunque elevaban su caché entre el público femenino, a él no le daban la oportunidad de mostrar su garra interpretativa.

El cambió ya empezó con la denostada "La Playa", ahí ya se veía que quería cambiar de aires y géneros. Pero donde ha dado el Do de pecho ha sido en sus colaboraciones con Martin Scorsese: El Aviador. O la de "Diamantes de Sangre", sin olvidar su papel de villano en "Django desencadenado" (de lo mejor de aquella peli)

Lobo de Wall Street sigue esa misma vertiente autodestructiva, pero más festiva y alocada. Si bien el primer visionado se hace algo extenso, en el segundo ya puedes apreciar mejor que lo que en la pantalla es un frenesí brutal donde no existe ningún limite ni moral ni personal. La película tiene un mensaje claro que en "Wall Street" de Oliver Stone (1987) se guardaba un poco en el tintero: las consecuencias de tanta egolatría, el trance por el que tienen que pasar constantemente para poder enfrentarse a cada instante al éxito absoluto o a la ruina más estrepitosa, (excelente, aunque breve la interpretación de Matthew McConaughey).

Como he dicho, la película llega a un punto donde crees que no se va a superar entre tanta barrabasada. Y no es así, porque a cada instante te muestra un mensaje claro: por cada cosa que se consigue en ésta vida, se pierde otra. Eso sí, sin caer en el dramón de turno. La película te saca todo el rato una sonrisa. Lo que pierden sus protagonistas es su propia dignidad. El personaje de Di Caprio te muestra eso, que ante tanta decadencia y exceso, él está como atado a un tren que va a mil por hora, del que desearía bajarse si pudiera, pero que no puede porque él es sólo un drogodependiente millonario. No disfruta realmente de lo que hace, pero lo hace porque su estatus, su carisma y su degeneración han configurado un estereotipo del cual no puede escapar. El papel de su mujer no es menos destacable, proporcionando momentos de autentico delirio, (no sólo por su aspecto físico) o el del investigador del FBI. Logrando el contrapunto entre dos mundos claramente marcados por la escena del barco y las del metro.

En fin, creo que es una película que hay que ver. Y si se puede ver tras Wall Street (1987) mucho mejor: donde aquella era maliciosa, perversa y oscura. Aquí podemos disfrutar de una vertiente psudocómica pero altamente divertida y con mensaje.
Buscapé
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