“Una cuestión de tiempo” tiene la virtud de ser una comedia romántica que se desmarca de las habituales comedias prefabricadas norteamericanas y nos ofrece algo bastante iguali pero que al menos no trata al espectador de idiota. No es una gran película, tira de la lágrima facil mas de lo necesario, pero al menos la parte humorística tiene ciertas virtudes que entretienen al espectador. “Una cuestión de tiempo” es un habilidoso cruce entre “Atrapado en el tiempo” y “Mas allá del tiempo” donde también se utilizaban los viajes en el tiempo para solucionar cierto hechos cotidianos que pueden cambiar nuestra vida para siempre. Aquí todo está tratado con superficialidad pero como en las anteriores comedias escritas también por Richard Curtis (“Love Actually”, “El diario de Bridget Jones” o “Notting Hill”), eso no es un defecto sino todo lo contrario pues maneja el algodón de azúcar como nadie y consigue conectar con esa parte del ser humano que quiere que le engañen y le digan que la esperanza es lo último que se pierde, que el amor existe y que la muerte no es el final. Es una película menor (no llega a la altura de “Love Actually” ni “Notting Hill”) pero es una película amable, entretenida y que hará las delicias de las parejas que ven películas en pijama abrazados bajo una manta con estampado inglés.