El año: 1947, la edad: 93, el protagonista: Sherlock Holmes (Ian McKellen), el lugar: una pequeña y solitaria casa en una zona rural costera, su pasatiempo: cuidar sus abejas, su compañía: su ama de llaves, la señora Munro (Laura Linney) y su hijo Roger (Milo Parker), la película: es una adaptación de la novela A Slight Trick of the Mind (2005) del escritor Mitch Cullin, el guion: escrito por Jeffrey Hatcher, y la dirección: de Bill Condon.

El largometraje resulta ser un producto muy novedoso de un personaje muy presente en la actualidad en este tipo de medios, ya sea por los filmes o la serie de televisión. El personaje de Sherlock es presentado en este contexto como alguien real, donde las memorias escritas por el Dr. Watson (Colin Starkley) sobre las investigaciones que realizan tienen un gran éxito a tal punto de que incluso hay películas sobre su personaje.

Sin embargo, de una forma muy buena se humaniza a Sherlock presentándolo como un anciano que tiene demencia senil, que tiene un vacío en su existencia que hace que no consiga desenvolverse de buena forma y quien, está intentando dar su versión de una historia sobre un caso que lo atormenta, pero que debido a su estado no logra recordar y por ende no puede avanzar.

Es así como Mr. Holmes sigue tres líneas argumentales, la que conforma el cuerpo central ya mencionado, la de un viaje que realizó a Japón y la de Ann Kelmot (Hattie Morahan), una mujer que investigó tiempo atrás. Aquí hay que destacar la sutil forma en como Condon filma las transiciones entre una y otra, sin adornos fluye de forma natural y que no pierde al espectador, la edición de Virginia Katz sin duda ayuda a su buen funcionamiento.

La película cuenta con 104 minutos de metraje, tiempo que se hace corto debido a lo bien hecho que esta el film, a la historia seductora y atractiva, además de la visión que se da de este protagonista, que se aleja también de las luces, la acción, el movimiento y la gran parafernalia de los productos recientes que se han hecho sobre él. Cada minuto se disfruta y hay un deseo de que no acabe.

Mr. Holmes es una realización pulcra, cuenta con un trabajo actoral esplendido por parte del elenco, Linney y Morahan se ven bien a pesar de tener a la par de ellas a un monstruo de la actuación como lo es McKellen, el cual está en un estado de completa gracia. A destacar también la música a cargo de Carter Burwell, sutil, casi imperceptible, y eso se agradece porque no entorpece el relato, una partitura hermosa. Un film recomendable por cualquier lado.