Llamada del productor Jack Rollins a Woddy Allen:

-Hola, Woody ¿cómo estás?

-Hola, Jack. Ya lo tengo... el guión, digo.

-¿Ya?

-Sí, sí.

-No es posible, Woody, si hablamos hace cinco días y...

-Escribo muy rápido, ya lo sabes. Hasta los diálogos he puesto y algunos chistes también.

-¡Joder, Woody! Tampoco hace falta que te des tanta prisa que mira como te han salido los últimos.

-No, no, tranquilo. Este es diferente y muy original.

-¿Original? Bueno, está bien, y ¿de qué va?

-En esta ocasión trata de las desavenencias entre parejas. Un hombre maduro-maduro que se enamora de una joven que...

-Pero, Woody, ¡otra vez un hombre...!

-Espera, espera, tranquilo. Esta vez es diferente porque él conduce un coche deportivo, pero distinto al de Manhattan, aquello fue en blanco y negro y este es en color. Además, la mujer al enterarse del enamoramiento de su marido con una jovencita entra en una especie de histeria que la lleva a la locura, ¿sabes?

-¿Histeria hasta la locura? ¡Woody, estamos hartos ya de tu histeria...!

-¡No! ¡No! Ahora verás: El yerno del personaje maduro-maduro es un escritor fracasado que discute todo el tiempo con su mujer... eh? qué tal eso?

-Woody, no puede ser que en cada película...

-Espera, Jack, que aún hay más. La esposa del escritor fracasado está enamorada de su jefe ¿entiendes? ¡Enamorada de un hombre que no es su marido! ¿Comprendes, Jack? Mientras que su marido se enamora de una vecina que ve a través de la ventana...

-¡Woody! Me ha dicho Charles que me cague en tu puta madre, pero yo no quiero ser tan...

-... y la mujer abandonada prefiere ir a una echadora de cartas en lugar de a un psiquiatra ¿Lo captas, Jack? ¡Un psiquiatra! Y todos irán vestidos como pijos en domingo tarde: tonos beige-marrón y verde-gris ¿Qué te parece?

Jack ya había colgado.