Una de las más impresionantes películas bélicas que he visto, hecha desde la sencillez, desde la subjetividad del soldado individual, llegando a meter al espectador en la piel del protagonista. Está concebida como si todo fuese un único plano secuencia, pero aunque no se perciba, lógicamente hay cortes. La cámara se pasea por las trincheras de forma incomprensible, y sólo en contadas ocasiones, resultan artificiales sus movimientos. El apartado técnico, a todos los niveles, especialmente la iluminación, destaca de forma apabullante, pero el nivel de las actuaciones tampoco se queda atrás.