Es difícil quedarse impasible ante una película como ésta, y tantas otras, que sin duda aportan al cine su capacidad de trasmitir emociones y, sobre todo, su consideración de arte.
¿Qué se puede decir de ella? que es una película sobre el amor por el cine, sobre la nostalgia, sobre la maduración como persona, sobre el valor de la amistad, sobre la educación, sobre aquel amor imposible adolescente,... sobre un beso.
Quizás sólo sea eso, una película sobre un beso.
Por que, ¿qué es un beso cuando se anhela como una meta inalcanzable?.
Puede ser tantas cosas. Puede llenarte de tantas emociones.
Puede hacerte sentir amor por el cine cada vez que ves uno en la pantalla que casi sientes como si fuese el tuyo.
Puede hacerte sentir nostalgia de una época de tu vida en que lo anhelaste como si tu vida te fuese en ello, o nostalgia de aquella persona a la que deseabas dárselo.
Su ausencia, te acostumbra al sufrimiento, y puede hacerte madurar como persona.
La amistad adquiere un valor especial cuando te ayudan a obtenerlo o te libran de él, en pos de un bien mayor.
Una película eterna. Una película sobre el amor por el cine de dos personas muy diferentes. Un maestro, que no quiere que su alumno se aparte de la virtud que su don le ofrece, privándole de un beso que le habría condenado a una vida en la que no podría haber sido el creador de sueños en el que se convertiría.
No sé si Alfredo se arrepintió mucho de privar a Salvatore de aquel beso, pero viendo el regalo que le hace al final de la película, creo que hizo lo correcto.
Gracias al cine y a los que lo hacen posible por darnos tantos besos.