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España España · MADRID
Voto de Laura:
8
Drama Década de 1990. Tonya Harding es una prometedora patinadora sobre hielo estadounidense, una joven de clase obrera, siempre bajo la sombra de su implacable e insensible madre, pero con un talento innato capaz de hacer un triple axel en competición. En 1994, su principal rival para los Juegos Olímpicos de Invierno es su compatriota Nancy Kerrigan, a la que, poco antes de los Juegos, un matón a sueldo la golpea la rodilla con una barra de ... [+]
4 de marzo de 2018
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo que Yo, Tonya es una de esas películas que te sorprenden y rompen tus expectativas. Uno podía pensar que esta película era una ida de olla de su director, pero muy al contrario Gillespie juega a la perfección con las estrategias documentales y el montaje para hacer una gran película. Sin olvidar toda su puesta en escena, su despiadado guion y los personajes que habitan esta historia. Personajes que hoy podrían agruparse dentro del concepto de "white trash", al ser todos ellos de una clase baja, desprovista de cualquier rastro cultural. Pringados que le sirven al director para hacer una revisión del famoso sueño americano, poniendo en la palestra una heroína ambivalente, cuya figura puede ser férreamente cuestionada. Una superdotada para el patinaje con una vida personal muy miserable y con unas formas de comportarse poco moralistas. Ella se define como una víctima en todo el incidente, pero su responsabilidad en la agresión no queda aclarada del todo.
Además destaca el abuso de poder que domina la narración, de esa relación de madre-mentora e hija. Una relación basada en la dominación del otro, como se podía ver en la estupenda Whiplash (Damien Chazelle, 2014) y que está repleta de grandes dosis de manipulación. De alguna manera todos los afectados por esta historia sufren la manipulación de los que tienen al lado. Sucede así con Jeff que es retratado como una víctima indirecta de la manipulación de su amigo Shawn y con el papel de la prensa que intenta de forma carroñera manipular al público para obtener unos buenos datos de audiencia. No importa si tienen que comprar a la madre o pisotear a la patinadora. Los medios de comunicación son capaces de cualquier cosa con tal de retransmitir al minuto la miseria de estos personajes borderline. Hasta que la gallina de los huevos de oro deja de serlo y otra buena presa (el caso de O.J.Simpson) aparece en escena.
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Laura
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