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Voto de Fuerza Vital:
8
Terror. Thriller Sara y sus amigos viajan en barco hasta la casa del lago que tiene su familia en Louisiana. En cuanto llegan, se disponen en seguida a pasar un fin de semana lleno de diversión. Pero cuando Malik, una estrella de fútbol americano universitario, sale del agua tambaleándose con un brazo arrancado, el ambiente de fiesta desaparece. Poco después, descubren que el lago está plagado de tiburones enormes. (FILMAFFINITY)
2 de junio de 2012
2 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
La serie B se caracteriza por su falta de pretensiones fílmicas más allá del entretenimiento pero no es extraño que a veces se produzcan hallazgos audiovisuales que el cine experimental no puede alcanzar. Estos hallazgos se producen precisamente por esos resortes dados de por sí, como son el guión progresivo, el ritmo, el plano-contraplano, el sonido entendible y convencional... y ya con estas características se juega en otro campo experimental diferente al del cine, pretendidamente, experimental.

El gran núcleo de “Shark night 3D” es el tono de las escenas subacuáticas. Son de una tonalidad turquesa oscuro y tiene su cacofonía en el bikini de Sara Paxton. Sara es la natural de esa zona y por lo tanto hay una correspondencia de semiótica fílmica clásica entre el color del agua y su bikini. El azul, el gran azul, se ha dejado de lado para apostar por el verde azulado, por el turquesa. En otra película de lagos pero más pantanos, “Frankenfish” había en cambio una tendencia al ocre, al verde arenoso; mientras que en la película de David R. Ellis ocurre lo que he dicho antes.

No hay reiteración, el ritmo es veloz pero no hay simpatía por los personajes. No hay tiempo para nada. El materialismo del entretenimiento. La máquina mortuoria. Los tiburones, de todas las clases, son saltarines. El 3D funciona perfecto ya que no hay, de nuevo, una pretensión de renovarlo sino que se incide en su naturaleza espectacular: saltar cachos de carne, de metal, de agua, cachos de agua, sí, popas de lanchas, y la piel de los tiburones con su cola, sus aletas, sus dientes, su nariz respingona... Y sin embargo es extraño cómo en la casa todo se reduce al salón, a un sofá o barra entre la cámara y los personajes. El espacio propuesto por David R. Ellis está lleno de humedad, es un horror vacui de lo típico y algún que otro fresco de DeMille (“El mayor espectáculo del mundo”, “Por el valle de las sombras”...).

Ellis se desmarca de la fisicidad de Tobe Hooper proponiendo un cine depurado y triturado donde todo es blandiblú sudoroso. Las variaciones de velocidad en toda la primera parte de la película y los pequeños videoclips son ejemplos de la frescura insustancial en “Shark night 3D”. Son las herramientas que usa este cine, el cine del espectáculo de bajo presupuesto, el del entretenimiento, cuya obra maestra contemporánea es “Skyline” aunque “Shark night 3D” no esté lejos. Y es que son anguilas aceitosas las películas que no pretenden sembrar intelectualidad. Son descargas de adrenalina que hablan puramente de Cine a través del éxtasis y del refinamiento de éste. Es una perfección diferente a la de Hitchcock pero cercana a la de Ford. Sibilino y mortal.
Fuerza Vital
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