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España España · Madrid
Voto de Tomine:
1
Terror. Ciencia ficción. Fantástico Siendo un niño, Edward Carnby (Christian Slater) tuvo una experiencia que le marcó para siempre; una prueba irrefutable de la existencia de otro mundo, siniestro y aterrador. Por ese motivo, Edward acabó convirtiéndose en investigador de lo paranormal, un detective privado especializado en casos relacionados con fenómenos supernaturales inexplicables. Ahora, el misterioso pasado de Edward está a punto de convertirse en el caso más ... [+]
23 de junio de 2006
357 de 419 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta es la triste historia
de un cinéfilo cualquiera;
si no tienes mucho tiempo
no hace falta que la leas.

Esta es la triste historia
de Cinéfilo McGuire,
su ascensión y su caída
perpetrada en seis etapas.

Comenzó todo un domingo
dominguín y dominguero
cuando echaron por la tele
una peli en blanco y negro.

Cary Grant soltaba chistes
con salero y con ENCANTO.
Todo lo que había visto
a su lado era un espanto.

Otro día vio el Potemkin,
su partida y su abordaje,
y fue cuando comprendió
las virtudes del MONTAJE.

Al toparse algo más tarde
con Leone y Morricone
era cosa de la MÚSICA
despertar las emociones.

Pero cuando vio a Kim Novak
con su moño y con su traje
no dudó ni un solo instante:
lo esencial era la IMAGEN.

Hasta que llegó Zulueta,
David Lynch y Laura Palmer;
el secreto de la MAGIA
era ahora lo importante.

El final de la escalera
se encontraba a sólo un paso,
al ver la luz, el cielo azul,
se estiró para alcanzarlo.

El cine para él ahora
ya no tendría secretos;
podía alcanzar su esencia
tocarla casi con los dedos.

Pero un nosequé imprevisto
apareció de repente:
“Jodía escalera ésta
a qué viene este tembleque”.

Y McGuire preguntóse:
“¿Qué cojín es ese ruido?
Por la gloria de mi madre
con mis muelas yo no puido.”

Dirigió entonces su vista
hacia el vacío, allá abajo;
pudo ver la cara amorfa
del alemán del carajo:

Uwe Boll con su serrucho
hacía ruído y reía mucho.
Pudo ver su cuerpo enano
y sus gestos con la mano.

Ante tamaño espectáculo
claudicaron sus neuronas,
pero, jo, también lo hizo
la escalera, la cabrona.

Mientras caía al vacío
antes de hacerse pupa
sólo se oyó en el mundo
una palabra: “¡hijoputaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!”
Tomine
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