¿Qué méritos tiene esta película? ¿Poner en evidencia lo que el mundo entero sabe? ¡Pero si el mundo entero ya lo sabe! ¡Valiente ejercicio! Una denuncia a destiempo no tiene mérito alguno, emana de ella el hedor del que se cambia de chaqueta cuando sopla otro viento. Se apunta a un carro que ya está lleno. ¿Que el agua moja?, ¿que el cielo es azul?... ¡ya lo sabemos!, ¿vamos a hacer una película sobre ello? Pudo haberse planteado como una crónica de lo que ocurrió, pero no, quiere ser un thriller, quiere ser una película de acción que de paso, aspira a ser valiente. No cuela, colega. Es loable que los americanos quieran hacer autocrítica, pero es fácil ahora, con otro presidente, cuando el daño es evidente y ya está hecho. Roza el cinismo. La autocrítica, señores, es otra cosa, implica apuntar a uno mismo. ¿Resulta que ahora van a gritar al mundo lo que el mundo les gritaba a ellos en vano hace siete años? La lectura política resulta verdaderamente molesta.
¿Y la historia? En el terreno pantanoso de lo increíble. ¿Puede un soldado cuestionarse lo que hace? ¿Tienen elementos de valor para ello? ¿Puede llevar la inciativa y salirse por la tangente así por las buenas, en medio del avispero que era Irak recien "ganada" la guerra? ¿Puede un simple soldado hacerse un hueco en el despacho de lo más alto de la inteligencia militar americana? ¿Puede desmantelar en 24 horas lo que el mundo no pudo? ¡Muy americano proponerse una empresa sí! La misión le viene grande al alferez, aunque lo encarne Matt Damon. Quizás el mérito mayor de la película consiste en no caer en el mayor de los ridículos. Y lo consigue (por los pelos) gracias a un guión digno de un ilusionista, que hacer digerible (es casi un milagro) lo imposible. Claro está que no puedes pararte a pensar demasiado, a lo cual ayuda el ritmo frenético de la trama. Parece que ese es el truco que emplea mucho del cine americano: darle al acelerador para que no puedas ver que el paisaje no vale nada. Y hay que joderse: ¡funciona! Así que, con esto y un bizcocho, ¿que nos queda? Acción. Bien llevada, bien ejecutada... bueno, eso tampoco tiene mérito: los americanos saben hacerlo con los ojos cerrados, para eso están las segundas unidades.
En definitiva: engancha, entretiene, chirría... pero avanza. Si no piensas, te gustará, si lo haces...
Bravo por el ilusionista, bravo por la segunda unidad, y que al ideólogo le den un cargo en la administración Obama y deje de hacer cine.