El hermano de Riddley siempre ha sabido rodar la acción en todas sus facetas, eso es incontestable. Excesivo en muchos casos, anodino en otros, pero siempre con el sello Scott. Y en este caso la película es simplemente lo que reza mi título, acción honesta, sin mentiras, sin trucos, sin vueltas. Es por eso posiblemente que funciona tan estupendamente bien.
Mi querido Denzel aquí pone como siempre su grano de arena aportando personalidad a la cinta. Pine aporta el rostro joven que se afianza, creando química además entre ambos. Y la historia, basada en hechos reales, logra mantener la tensión hasta el final precisamente por el sello Scott del que antes hablaba. Una película de trenes no es fácil de rodar, y aqui Tony demuestra que sabe. Travellings, tomas aéreas, zooms dramáticos, que ayudan enormemente a que la cinta pase delante nuestra precisamente como eso, un tren imparable. Por eso es un recomendable entretenimiento.
Pudimos ver a Denzel Travolta en otra de trenes, asalto al tren Pelham, que nada o poco tiene que ver con ésta excepto por los raíles. Aquí Scott demuestra que sabe rodar, y que sabe hacerlo de forma trepidante.
Por si fuera poco no nos encontramos con personajes planos como podría haber sido, sino que empatizamos con ellos. Son personas normales, trabajadores comunes, que tuvieron la oportunidad de ser héroes por un día, con sus problemas y cavilaciones humanas. Cierto es también que no falta la vena dramática americana por excelencia en algunas escenas, hay que darle el toque sentimental al asunto y Scott nunca falta a esa cita, pero esto es cine americano, todos sabemos que hay cosas previsibles.

Tampoco faltan las situaciones de humor, siempre bien llevadas e implementadas en la trama en momentos puntuales.
Con toda esta honestidad, sin engaños, quien se resiste a pasar un rato entretenido?

El perfecto ejemplo de cómo no buscarle tres pies al gato. Acción sin reservas, efectista. Una gran película de trenes. Honesta, que no es poco.