Nathalie, una mujer de unos 60 años, profesora de filosofía en un instituto, escritora, casada, con dos hijos ya emancipados, vive feliz, sobre todo con su trabajo de enseñar a pensar a sus alumnos, como ella dice. Tiene, como único elemento discordante en su cómoda vida, el estado de su madre que, aunque vive aún sola, empieza a dar síntomas de demencia senil. Sin embargo, sin que ella hubiera previsto nada, un día su marido le comunica que la deja, se va a vivir con otra mujer. Desde ese momento se concatenarán hechos que harán que la confortable vida de Nathalie se vaya desmoronando.

En su quinta película Mia Hansen-Love, en la que además de directora también es guionista, como en sus cuatro anteriores filmes, recurre a tintes autobiográficos, pues sus padres, al igual que en esta obra sus protagonistas, eran profesores de filosofía y se divorciaron.
La directora, de forma fresca, natural, sencilla y directa nos presenta el drama de una mujer que se encuentra con que, de un día para otro, su vida personal comienza a deshacerse, y de hecho llega a hacerlo del todo, y ante ello responde con naturalidad, aceptando la realidad que ella no puede cambiar y actuando de una manera tan racional como la que la filosofía, a la que ha dedicado toda su vida intelectual y su trabajo, le ha enseñado y ella ha asimilado de forma completa en su ser. El personaje de Nathalie se muestra absolutamente coherente en lo que dice y hace, a la par que valiente, y ello ante una durísima prueba que la vida le presenta. En esta humilde, y grande a la vez, exposición, Hansen-Love transmite al espectador toda una realidad dolorosa pero, en absoluto, incapacitante para el objeto de ella. La película toca otros temas (filosóficos, sociales) de forma colateral, si bien no de manera tan certera, o tal vez que quedan diluidos ante la fuerza y esplendor de su cuestión central.

La extraordinaria interpretación de Isabelle Huppert hace que el guion y la dirección resulten creíbles y eficaces, algo a lo que tampoco es ajena esta directora, pues creó el personaje de Nathalie para ser interpretado por Huppert.

A mi juicio, Mia Hansen-Love, que en su primer trabajo cinematográfico, 'Todo está perdonado', prometía un más que interesante futuro para ella, con este demuestra ya una indiscutible calidad como directora.