Lee Chandler vive en Boston donde trabaja en el mantenimiento de unos edificios. Es un hombre solitario, de escasas o nulas palabras y huraño. La muerte de su hermano le hace regresar a su pequeña localidad natal, Manchester, también en Massachusetts, donde, inesperadamente para él (así lo dejó dispuesto su hermano en el testamento), tendrá que hacerse cargo de su sobrino Patrick, un adolescente de 16 años.

A través de continuos flashbacks iremos conociendo la historia del taciturno Lee, la gran tragedia que arrastra y arrastrará siempre. Todo se cierne en esta película en torno al dolor del protagonista, un dolor que va mucho más allá del sentimiento de culpa que mantiene, sobre su incapacidad no ya solo para superarlo, sino de llegar en algún momento a imponerse a él, siendo su pequeño pueblo, donde ocurrió todo, el lugar más opresivo donde pueda estar, aunque ese terrible sufrimiento, autodestructivo, le acompañará siempre allá donde se encuentre.

Kenneth Lonergan, director y guionista de este filme, expone, sin alardes ni truco alguno, la tremenda realidad que en muchas ocasiones ocurre, aunque casi siempre se trate de soslayar. Porque, tal como sucede aquí, el dolor, la ausencia sobrevenida, hay veces que no solo no se supera, sino que incapacita una vida posterior que no sea un continuo tormento. La historia es angustiosa, sí, aunque también presenta una mínima válvula de escape, incluso lleva al espectador a sonreír en algún momento entre tanta desdicha; se trata de la relación entre tío y sobrino, difícil en un principio y posteriormente también, pero en la convivencia entre un hombre ya maduro, y, lo peor, amargado, y un adolescente de 16 años está claro que tiene que surgir la distensión, aunque sea en grado mínimo para el primero; es juntar el pesar por seguir viviendo con la fuerza emergente de una vida que comienza a abrirse paso con todas las posibilidades que esta ofrece, y ello lo muestra muy bien Lonergan en su doble faceta de guionista y director.

Muy buena dirección de actores, resultando excelente la interpretación de Casey Affleck.