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España España · SEVILLA
Voto de MCARACUEL:
8
Intriga. Thriller Tony Wendice (Ray Milland), un frío y calculador tenista retirado, planea asesinar a su bella y rica esposa (Grace Kelly) porque sospecha que le es infiel, pero sobre todo porque desea heredar su gran fortuna. Para llevar a cabo su plan, chantajea a un antiguo compañero de universidad y lo convence para que, en su ausencia, entre en la casa y mate a su mujer. (FILMAFFINITY)
27 de diciembre de 2012
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me parece una obra abrumadora. Se echa en falta una buena banda sonora, pero como es típico en las peliculas de Hitchcock, prefiere alimentar la intriga con silencios retumbantes y sonidos sienciosos.

La historia es inmejorable. Los personajes, bien caracterizados, juegan perfectamente su papel acorde con su guión. El marido, frio y calculador, hace todo lo posible para conseguir su objetivo, sin preocuparse por lo que le pueda pasar a nadie, adaptandose ábil y rápidamente a cada contratiempo y atando todos los cabos que vayan quedando sueltos a lo largo de su plan. La esposa, inocente y algo estúpida, bien bonita y luciendo atuendos espectaculares hasta para dormir, sufre las ineludibles consecuencias de un continuo suceder de acontecimientos sin enterarse de nada. El detective, tratando de hacer correctamente su trabajo, va arreglando sus errores pasados, sin preocuparle en ningún momento tener que reconocer que se ha equivocado y con el único objetivo de descubrir toda la verdad. Por su parte, el amante, hace notar su habilidad para las novelas criminales, y deja volar su imaginación, inocente aunque acertadamente, con tal de intentar salvar a la indefensa Grace.

Poco a poco, por despiste de unos y aciertos de otros, todo va cogiendo forma y se va esclareciendo. Aunque parece que Tony es muy astuto y no deja se le escapa ningún detalle.

Todo esto nos lo cuenta Alfred con un sinfín de estudiados y chocantes planos, jugando con la colocación de los objetos y personas, así como con sus sombras y con los ruidos y gestos, que dejan volar la imaginación del espectador para descubrir qué pasa por la cabeza de los protagonistas.

Alfred, obsesionado ya desde hace tiempo con el crimen perfecto, nos muestra que es muy difícil atar todos los cabos y, como dicen en una de las converzaciones, en la realidad nunca sale todo según lo previsto.
MCARACUEL
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