Más un homenaje de un Huston con sus dos actores que el tormento que las crónicas del rodaje sugieren (o en su versión mitomaníaca, el bueno de Clint Eastwood). La reina de África es una comedia ligera donde ninguno de los actores está especialmente rompedor y todo lo que en ella se cuenta era ya anticuado en 1951: apenas una historia pequeña de resistencia.

Con todo, nadie podrá acusar a Huston de afrontar proyectos como estos con desgana absoluta, y llena de fluidez, La reina de África es una excelente película de domingo, cosa que no debemos, en modo alguno, subestimar.