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España España · Málaga
Voto de JRBoxó:
9
Drama Drama inspirado en el relato de Liliana Pereira, una ex presa política de la última dictadura de Uruguay (1973-1985). La joven fue encarcelada en el año 1975 por sus ideas, fue torturada y perdió la custodia de su hijo. Años después, en 1982, Liliana decide volver a su país para enfrentarse a su pasado. Allí tendrá que elegir entre lo que le pide su corazón y lo que le dicta su conciencia, y se enfrentará al dilema de elegir entre la ... [+]
15 de enero de 2017
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta coproducción uruguayo-española escrita y dirigida por Manane Rodríguez está destinada a formar parte del bagaje testimonial imprescindible para la formación de nuestra conciencia moral. Uruguay 1972. Una grave crisis política, económica y social durante el gobierno de Pacheco Areco deja en evidencia la falta de capacidad por parte de los partidos políticos uruguayos para encontrar salidas viables. La actividad armada de facciones políticas como los Tupamaros deriva hacia acciones terroristas. El presidente electo Bordaberry disuelve las cámaras en 1973 y habilita a las Fuerzas Armadas y policía para asumir la lucha antisubversiva. No olvidemos que los militares de los países del cono sur americano habían sido formados bajo el asesoramiento de militares nazis y compartirán los rasgos totalitarios más extremos y crueles. Contarán con la connivencia de las oligarquías sociales y de gran parte de la jerarquía católica. La dictadura trajo consigo el desmantelamiento de las organizaciones sociales y sindicales, su ilegalización, la detención de sus miembros bajo una táctica de tortura sistemática, encarcelamiento prolongado y masivo y desaparición asesina. Se calcula que el 14% de la población se vio obligada al exilio entre 1973 y 1984 por motivos económicos o políticos. Migas de pan recupera la historia de un grupo de mujeres jóvenes, de enorme firmeza moral e intelectual, que fueron detenidas, torturadas, violadas y privadas de todo derecho por mandos militares. No contaba más de veinte años ninguna de ellas. Resistieron.
Los militares crearon una condición artificial de guerra civil para que la población se sintiera más segura como miembros del movimiento que como adversarios logrando la participación silenciosa de los espectadores en sus crímenes. Estos repugnantes jefecillos obtenían su poder de las armas y de algo mucho más bochornoso que nos debe hacer reflexionar: el apoyo incondicional y genuflexo de sus subordinados. De este modo nadie se hace responsable de sus propias acciones ni explica las razones de estas. Su pensamiento está colonizado por el caudillo y han delegado la capacidad de pensar y de asimilar críticamente las experiencias. Estaban entrenados en el desprecio supremo por los hechos y la realidad del sufrimiento de las personas detenidas. Para ellos la libertad consistía en deshacerse de las personas a las que se las había privado de libertad y clamaban por ella. Fuera de esta incongruencia no existía nada solo obediencia ciega y miedo de no caer en desgracia. El riesgo totalitario existe donde se intenta imponer un modelo de convivencia basado en el miedo, el desprecio a la diversidad y la sordera ante los mejores argumentos.
JRBoxó
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