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España España · Málaga
Voto de JRBoxó:
8
Drama Nisha, una chica de 16 años, vive en Noruega una doble vida. En casa es la perfecta hija paquistaní, pero cuando sale con sus amigos se convierte en una chica occidental, acorde con la sociedad en que vive. Cuando su padre la pilla con su novio en su habitación, sus dos mundos chocan. Para darle una lección, sus padres deciden mandarla a Paquistán, donde tendrá que adaptarse a aquella sociedad. (FILMAFFINITY)
19 de agosto de 2018
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película de producción noruega escrita y dirigida por la cineasta noruega de raíces pakistaníes Iram Haq basada en su propia experiencia que es capaz de contar después de 25 años de elaboración personal. La tensión dialéctica de la película se estable en el enfrentamiento entre dos conciencias deseantes: una, la hija de 14 años que desea realizarse en un modelo cultural que le agrada y convence para disfrutar de la vida y de las relaciones humanas; la otra, el padre, que desea que la hija triunfe socialmente pero sometida al patrón cultural de origen sin darse cuenta de la contradicción de ambos términos cuando la afectada es una mujer. Ambos desean el reconocimiento de sí mismos por el otro. Pero el contexto cultural solo permite la confirmación de los atavismos que al ser cuestionados invaden de ira ciega y vergüenza al padre. El padre desea el sometimiento de la hija a su poder y autoridad y está dominado por emociones transgeneracionales que lo ponen fuera de sí, es decir, no puede ser sí mismo y acaba siendo un peón de una cosmovisión caducada que solamente se sostiene por el miedo. La conciencia es deseo del dominio del otro. Se estable el enfrentamiento. Mi deseo es que el otro se someta y me reconozca. Este enfrentamiento tiene una resolución porque ambos saben que están emprendiendo una lucha a muerte. Una de las dos conciencias tiene miedo a morir. Entonces el que tiene más miedo a morir antepone el temor a la muerte a su deseo de reconocimiento. El deseo del padre es más fuerte que su miedo a morir y a matar incluso a su hija. Esta figura triunfa aparentemente. Sin embargo el padre queda en total insatisfacción porque la vencida ya no es una sujeto autónoma sino doblegada y anulada y no puede proporcionarle real reconocimiento. En esta victoria queda paralizado y cuestionado. Se ha sembrado una negación de su afirmación personal. El sometimiento de la hija es también el del padre que debe renunciar a sus expectativas sobre la formación intelectual de su hija y ser alguien en la sociedad que lo alberga. Es doblegado por un entorno social que ya cuestiona y rechaza en su mirada. Se sabe cobarde y vencido. La historia va a favor de la hija que lleva asociado a su deseo la racionalidad mientras que la violencia que la humilla queda descalificada ante la reflexión. Valga este análisis de corte evidentemente hegeliano para afirmar que todo sufrimiento y resistencia a la humillación provoca un lento pero inevitable cambio social. La historia de la mujer, la historia de la humanidad se escribe con jirones de sangre y dolor.
JRBoxó
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