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Voto de Sines Crúpulos:
8
Intriga. Cine negro Areta, un antiguo policía que trabaja como detective, recibe el encargo de encontrar a la hija de un empresario de Ponferrada. Gracias al novio, averigua que la chica estaba embarazada y huyó de casa. A partir de ese momento, empieza a sufrir todo tipo de presiones para que abandone el caso, pero Areta seguirá investigando hasta el final. (FILMAFFINITY)
31 de diciembre de 2007
282 de 304 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ver a Alfredo Landa empuñar una pipa y decir "devuélveme el mechero o te quemo los huevos", mientras come un plato combinado en un bar de carretera con las cintas de Bordon 4, Eugenio y Jeannette al fondo, no tiene precio.

Este es el terreno en el que mejor se mueve Garci, a mi parecer: el retrato costumbrista de la España de los 70’s y 80´s. El colegio cántabro de árbitros, Francisco Medina, Ponferrada, La Gran Vía madrileña y una genial partida de mus (la escena más auténtica que creo haber visto jamás en cine), dan pinceladas al lienzo de una sociedad que aún cojeaba con la pata de palo de la dictadura.
Si este fuese el argumento de la película, sería un coñazo, como lo son tantas y tantas obras al respecto. Pero Garci lo utiliza sólo de trasfondo, no es más que la tela rugosa y en blanco del dibujo.

Porque en la película hay policía, prostitución, tabaco, boxeo, armas y, sobre todo ello, un caso. Si hay caso en una peli de detectives, hay guión. Y, generalmente, si hay guión, hay película. No hay más. Lo demás es metralla.

Alfredo Landa resulta meritoriamente convincente en el papel del detective Areta, un investigador privado de esos que salen en las películas, como dice él: “un tipo duro y solitario que trata de sobrevivir en una sociedad podrida gracias a un trabajo sucio”.
Un tipo al que sólo le conmueven su novia, la hija de su novia y Nueva York.

Cuando El Piojo por fin visita Manhattan, su corazón es una roca de hielo y una gélida mirada al Madison “Escuare” Garden es todo lo que Areta puede regalar ya a La Gran Manzana.
Sólo la venganza tiene cabida ahora en su interior.

Por el guiño a Woody Allen, por su ritmo, por el barbero, por Santa Claus patinando en el Rockefeller Center, por los diálogos, por los giros de guión, el tono anaranjado de la época y su melancólica, nostálgica y triste banda sonora,
un 7 alto.
Sines Crúpulos
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