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Voto de Sines Crúpulos:
3
Romance. Comedia. Fantástico Tim Lake (Domhnall Gleeson) es un joven de 21 años que descubre que puede viajar en el tiempo. Su padre (Bill Nighy) le cuenta que todos los hombres de la familia han tenido desde siempre ese don, el de regresar en el tiempo a un momento determinado, una y otra vez, hasta conseguir hacer "lo correcto". Así pues, Tim decide volver al pasado para intentar conquistar a Mary (Rachel McAdams), la chica de sus sueños. (FILMAFFINITY)
9 de noviembre de 2013
69 de 122 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todo empezó a mediados de los 60: algunos directores aprovecharon la oportunidad de incluir en sus películas sus canciones favoritas, vengan a cuento o no. La típica cinta de varios en tu obra, qué gozada. Qué personal. Qué escaparate más transparente para aquellos cuya vida musical interior es pobre, que, para un servidor, significa lo mismo sin "musical".
Esto se nota mucho en los directores españoles que van de bohemios gafapastis y pinchan Leonard Cohen en una película rural que transcurre en un monte vasco. También se hace palpable en directores hongkoneses que te pinchan el California Dreamin y americanos con el Sweet Home Alabama. Qué simples. Qué vulgares. ¡Montoneros!
Otros, sin embargo, demuestran un pasado profundo en walk-mans y largas noches escuchando emisoras destroyers, como el insoportable Tarantino. Hay que ser justos. También están los ingleses, que llevan a los clash y David Bowie en la sangre, lo que hace imposible juzgarles sin pinchan bien, y extraño si pinchan mal. Esto me ha ocurrido, pero ya he visto que Richard Curtis es neozelandés, lo cual explica todo.
Il mondo... bueno, vale. Nick Cave... no creo que haya otro artista más idóneo para quedar de guay con la peña y que piensen que eres la picha en vinagreta. Es como decir que tu peli favorita es El acorazado Potenkim, o peor aún, hacerle un homenaje como el empalmao de Brian en esa rídícula película sobrevalorada como ninguna otra en la historia.
En fin, es evidente la obsesión de este tal Curtis con las bodas y su insistencia en desdibujar Londres hasta conseguir que sus avenidas parezcan calles armenias.
Está genial internet, es útil para encontrar pareja, un restaurante ceilanés, un 7,8 a Los Intocables del Lago Ness o gentilicios de sitios que no pisarás jamás.
Total, que la peli es larga sin necesidad, y (esto es más un problema personal de sociopatía que una valoración imparcial) los personajes, que resultan simpáticos y entrañables a la gente de la sala, son repugnantes en general, especialmente el denteroso, cursilón y blandurrio padre.
Los padres enrollaos son un asco. Claro que sí, en toda comedia los directores tratan de crear personajes simpáticos o en su defecto, detestables pero entrañables. Me se entiende bien.

Que el protagonista desperdicie el milagroso poder heredado, en dejarse atrapar por una ñoña con gafas, en vez de aprovecharlo en intentar follarse a todas las londinenses que se crucen en su camino, no es algo que pueda discutírsele al guionista, es cierto, pero sí se puede confirmar que el tufo a familia feliz guay dispar hippie millonaria lectora chaquetita pingponera es asqueroso.
Sines Crúpulos
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