Uno de los mejores largometrajes del maestro Hitchcock, y del cine de espionaje en general, con un guión intrigante en tantos aspectos y tan lleno de dobles sentidos, que se apodera del espectador desde el primer minuto manteniendo la intensidad y el suspense en todo instante. Además Cary Grant aporta su irrefrenable talento y atractivo para darle un toque mordaz y encantador a un protagonista que se mueve con soltura y coherencia dentro de un enrevesado complot internacional movido por el característico mcguffin tan del agrado del realizador británico. A este exquisito cocktail le añadimos varias escenas icónicas y una pizca de erotismo encubierto y el resultado es un clásico imperecedero.

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