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Argentina Argentina · BOULOGNE
Voto de EKELEDUDU:
10
Drama. Fantástico Deborah Blake (Kathleen Quinlan) siempre ha intentado evadirse de la realidad, construyendo su propio mundo mágico en el que todo es perfecto y eterno. Pero la joven ha llegado al punto de confundir ficción y realidad y, por ello, ha sido ingresada en un hospital psiquiátrico. Su caso se da por perdido ante las constantes alucinaciones que sufre, pero la terapeuta que la cuida (Bibi Andersson) no pierde la esperanza de curarla. (FILMAFFINITY) [+]
18 de agosto de 2013
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Encuentro injusto que hoy esta valiosa película esté semiolvidada. Fue candidata al Oscar al Mejor Guión Adaptado, y debemos decir de qué obra fue adaptada: de una novela homónima y autobiográfica de Hannah Green (seudónimo de Joanne Greenberg), quien padeció esquizofrenia y logró superarla. Green se permitió cambiar sólo los nombres de las personas reales, el resto era su historia.. Vayamos al filme. La joven actriz Kathleen Quinlan es aquí Deborah Blake (es decir, Hannah Green/Joanne Greenberg), una adolescente que tiene un pie en el mundo real y el otro en su imaginario mundo privado de Yri, en el que se ha refugiado y del que le llegan voces previniéndola contra las personas que habitan en el otro, el nuestro. Sus padres la llevan a un instituto de salud mental donde será atendida por la Dra. Fried (en realidad, la doctora Frieda Fromm-Reichmann, encarnada por Bibi Andersson), quien no tendré fácil la tarea, porque debe luchar contra las desencarnadas entidades de Yri que pueblan la mente de la joven, quien para colmo no quiere abandonar ese mundo en el que se evade de las crueldades de la realidad.

No sabría decir si la nominación al Oscar estuvo justificada, porque no sé cuánto respeta el guión la novela original; pero calculo que mucho. NUNCA TE PROMETÍ UN JARDÍN DE ROSAS es sobria, pero dura, cruda, aunque a la vez reconforte su mensaje de esperanza. En eso de la crudeza ayudan las solventes actuaciones de las actrices de reparto que interpretan a las internadas del psiquiátrico, creando un clima opresivo, angustiante y doloroso, y la de la propia protagonista, una actriz que por lo visto merecía mejor suerte de la que corrió más tarde (terminó relegada a papeles secundarios, a veces en películas mediocres como la "remake" de THE HILLS HAVE EYES). A Bibi Andersson, su papel no le exige tanto, pero aun así vale la pena destacar que cuesta creer que se trata de la misma actriz que interpretó a la maligna Madre Rikissa en ARN, EL CABALLERO TEMPLARIO. Es cierto que ha pasado mucho tiempo entre ambas películas, pero es la expresión de los personajes, dulce en el caso de esta psiquiatra y horrenda en el caso de la perversa religiosa, lo que marca la diferencia; y eso evidentemente es mérito interpretativo.

Concluyo destacando que por respeto a los millones de enfermos mentales del mundo entero, que ninguna culpa tienen de sus padecimientos, me gustaría que Hollywood produjera más filmes como éste, en vez de producir a granel seriales de asesinos locos. Para colmo, por si hiciera falta aclararlo, PSICOSIS hubo una sola (a pesar de la "remake"), y Hitchcock, también.
EKELEDUDU
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