A la hora de escribir unas palabras sobre "Deadpool 2" tenia dos claras opciones. La primera, hacer lo de siempre. La segunda, coger el texto que escribí acerca de "Deadpool" (Tim Miller, 2016), colocarle un paréntesis al principio y otro al final, y rematarlo todo poniendo un pequeño dos como exponente. Esta segunda opción es muy gráfica pero podría hacer que me tildaseis de vago, y nada más lejos de la realidad, posiblemente sea la forma más sencilla de resumir lo que es esta segunda entrega de las aventuras del mercenario bocazas. En fin, aun a riesgo de ser considerado conservador, supongo que me terminaré quedando con la primera opción.
La formula desempolvada en 2016 por Fox y Tim Miller sigue vivita y coleando, eso queda patente. Y no me arriesgo demasiado si aventuro que seguirá siendo válida por bastante tiempo, le pese a quien le pese. Así que la clave para que "Deadpool 2" supusiera, no solo ya un nuevo éxito, sino también una evolución, era desprenderse por completo del calificativo de serie B superheroica para de esa forma, no solo ya jugar en la gran liga del cine de superhéroes, sino mirarles de tu a tu a los pesos pesados de esa competición. Competir en primera división con armas de segunda es una autentica proeza, hito que llevo a cabo "Deadpool", pero competir en primera categoría con armas de primer nivel es ya otra historia. Obviamente esto, ni tiene tanto encanto ni supone tanta proeza como lo fue en su día lo obrado por Tim Miller, en ese aspecto el verdadero mérito siempre lo tendrá Miller, pero aun así esta segunda entrega sigue siendo la caña.
"Deadpool 2" nos ofrece: más y mejor acción, más y mejor cachondeo, y más y mejor trasfondo. ¡No!, no han leído mal, he dicho trasfondo, con todas y cada una de sus letras. A los mandos de esta secuela se pone David Leitch, quien se diera a conocer con esa buena película titulada "John Wick" (D. Leitch & Chad Stahelski, 2014). Leitch demuestra controlar bastante bien el asunto de la acción, aunque en lo narrativo se muestra más errático por culpa de un titubeante primer acto al que le cuesta arrancar y un tercer acto demasiado estirado al que le cuesta terminar. A los mandos del texto repiten Rhett Reese y Paul Wernick, los cuales demuestran que son la versión cachonda de Christopher Markus y Stephen McFeely, y sin por ello perder efectividad. Eso si, argumentalmente la película sigue siendo muy tontorrona, el timón que guía la historia es bastante nimio, casi una excusa para generar coñas. Actoralmente en "Deadpool 2", a la gran efectividad de todos los personajes de la primera entrega se les suma, un genial Josh Brolin y una encantadora robaescenas como Zazie Beetz. Ryan Reynolds sigue siendo el alma máter del producto, aquí incluso haciendo funciones de guionista. Y la cinta incluso es capaz de deparar sorpresas al fanático de los cómics.
En resumidas cuentas, "Deadpool 2" sigue siendo una magnifica droga para todo aquel que quedó enganchado a su predecesora y llevaba dos años con el mono.