Segunda parte de esta saga spin-off de Harry Potter que no termina de arrancar. Argumental y visualmente es más efectiva que la anterior, pero da la sensación de que el guión avanza muy lento y suceden pocas cosas, con algunas escenas de acción protagonizadas por criaturas.

Lo más llamativo es la presencia de multitud de guiños a la saga madre, pero sobre todo la presencia de Albus Dumbledore de joven. Sin embargo, pese al buen papel de Jude Law, no nos recuerda en absoluto al futuro director de Hogwarts. Vale, mola pensar que se llama así, pero su identificación con el que conocemos es cero. O no se ha trabajado lo suficiente esa labor o bien es que soy demasiado exigente con el personaje más esperado de esta película.

Johnny Deep encarna a un villano con dos caras con maestría, ya conocemos las facetas camaleónicas de este polémico actor. En cuanto a Eddie Redmayne sigue siendo un protagonista con escasa fuerza, y es que cualquier comparación con Potter y cía no se resiste. Aún así, sigue siendo mejor su papel que el de sus compañeros, con algunas escenas bastante tontas.

La película no está mal, pero da la impresión de que se están reservando demasiado para las siguientes entregas (llegaremos hasta cinco) y todavía siguen colocando piezas en el tablero