Revolucionaria cinta de animación en todos los sentidos. Primero porque se utiliza el ordenador para conseguir mejores efectos y con mayor inmediatez que los dibujos animados. Segundo porque Disney y Pixar unen esfuerzos y demuestran que cuando estos dos gigantes se unen pueden lograr grandes resultados. Y tercero porque argumentalmente es la primera vez que se dota de vida a juguetes, muchos de ellos símbolos de la infancia de generaciones de todos los tiempos.

La historia nos sumerge y cautiva desde el primer momento en que se nos presentan al grupo de juguetes y se nos hace saber que su amo desconoce que tienen vida. También conocemos al líder de ellos (el vaquerito Woody), que es a su vez el juguete preferido del niño. Todos los personajes fomentan que se disfruten los propios juguetes. Pero sobre todo que se cuiden y traten bien como pequeños tesoros que son. El giro llega cuando el nuevo inquilino es el increíble Buzz Lightyear. A partir de ese momento se produce un interesante debate sobre el carisma de los personajes tanto en relación con los juguetes como del niño propietario. Los celos motivarán que los problemas se desaten y a partir de ahí una aventura emocionante que vivirán los juguetes.

Divertida, imaginativa, original y encantadora son los adjetivos que creo que mejor pueden definir a esta película con un excepcional uso del movimiento y el color que encanta a gente de todas las edades. Incluso los adultos pueden llegar a disfrutar más por el efecto nostálgico que genera ver en acción a semejantes juguetes clásicos. Los dos protagonistas, que son creación directa de la película, son los personajes más efectivos e ingeniosos y se han convertido en iconos, de forma que aún podemos ver en estanterías réplicas de los mismos.

Lo mejor es que Disney + Pixar aún nos tendrían reservadas dos secuelas y, sorprendentemente, de igual y mayor nivel.