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Voto de GonzaloyGracias:
7
Drama. Thriller. Western Un niño que ha escapado de su pueblo escucha los gritos de los hombres que le buscan. Lo que queda ante él es una llanura infinita y árida que deberá atravesar si quiere alejarse definitivamente del infierno del que huye. Ante el acecho de sus perseguidores al servicio del capataz del pueblo, sus pasos se cruzarán con los de un pastor que le ofrece protección y, a partir de ese momento, ya nada será igual para ninguno de los dos. (FILMAFFINITY) [+]
20 de octubre de 2019
74 de 88 usuarios han encontrado esta crítica útil
“INTEMPERIE”. Benito Zambrano.

“Intemperie”, la novela de Jesús Carrasco, es una obra con voluntad de estilo. Esa voz tan personal del novelista, quiere transmutar el silencio de una época aplastada por la violencia y la humillación, por el sojuzgamiento de los privilegiados sobre los jornaleros, sobre la gente del campo, sobre el común de los mortales. En el caso del niño protagonista la violencia será también sexual. Por eso huye de un capataz violento, servil al poder, representante de esa Nueva España que había llenado de sangre los pueblos y represaliado a todos los que habían reclamado sus derechos en los años treinta.
Estamos, por tanto, en la primera posguerra, en el campo, en alguna comarca del interior de España, en una tierra árida, seca, donde la supervivencia es, si cabe, más difícil. Los personajes apenas son nombrados y hablan lo justo. Y sobre todo ocultan sus sentimientos y sus ideas.
Sobre este tejido narrativo, se ha adaptado la novela al cine. No era fácil. Conviene advertir que estamos ante una película de productor, no de autor, como aclara el mismo Benito Zambrano (“Solas”). Un proyecto de una productora, con un guion casi cerrado, que el director ha “metabolizado”, según sus propias palabras.
Por tanto, como es pertinente, quienes hayan leído la novela, deben orillarla. Porque lo que vemos filmado es el argumento de la novela, llevado a un lenguaje de western hispano, por denominarlo de alguna manera. Un lenguaje reconocible por el espectador: empezando por el paisaje desértico de la comarca de Huéscar (provincia de Granada), por la historia de una huida y de una persecución implacable, donde la presencia de autoridades (la Guardia Civil, por ejemplo) es obviada. En ese paisaje lunar que parece llevarnos a otro mundo, se produce un “duelo” que se sale de las reglas del mundo real. Típico del western es, también, la relación de afecto y protección que irá surgiendo entre el niño huido y un pastor solitario -casi un eremita trashumante-, en el trascurso de la historia.
La película se sostiene sobre la construcción de los personajes y sobre los actores que los encarnan. Luis Tosar, Luis Callejo, Jaime López (el niño), todo el elenco, hacen composiciones solventes, creíbles. El otro elemento es la acción: toda la tensión acumulada en la huida se libera en tres momentos del film, incluido el desenlace.
Existía el peligro de que la adaptación (no la novela) cayera en cierto tremendismo. Esa “tendencia” inventada por la dictadura para denigrar a la gente del pueblo por su “primitivismo atávico”. No es el caso. El niño huye en busca de su libertad y de su dignidad, y el pastor es un “huido” de la sociedad, alguien refugiado en el desierto para no tener que soportar el yugo de los poderosos. Y con una sabiduría vital a cuestas: no cargarse de odio a pesar de las humillaciones y de la dureza de la opresión.
El afecto (y protección) que surge entre el niño y el pastor es uno de los aciertos de la película. Aquí están los mejores momentos.
GonzaloyGracias
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