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Voto de Francisco Javier Millan:
7
Terror. Romance. Fantástico. Thriller Como consecuencia de una tragedia familiar, una escritora es incapaz de elegir entre el amor de su amigo de la infancia y la tentación que representa un misterioso desconocido. En un intento por escapar de los fantasmas del pasado, se encuentra de pronto en una casa que respira, sangra… y recuerda. (FILMAFFINITY)
3 de noviembre de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Casi los fantasmas son lo de menos en esta nueva película de Guillermo del Toro. Y es que al final le debemos hacer caso a la teoría que advierte, tener más miedo a los vivos que a los muertos.
De aspecto gótico, entroncando con los grandes clásicos literarios de finales del siglo XIX, el director firma una cinta elegante, con gran potencia visual, inmersa de un aire decimonónico chapado a la antigua.
Del Toro rinde su especial homenaje al cine de Roger Corman, concretamente a las adaptaciones de las obras de Edgar Allan Poe, pasado por el sesgo de la Hammer, u otros títulos de suspense como “Luz de gas” o “Rebeca”.
La película reivindica toda esta corriente de género fantástico, desaparecida casi por completo en los últimos años, en la que la tensión se produce más por una sensación de intriga en escalada, que por golpes de terror dispersos, estratégicamente situados.
Un melodrama a fin de cuentas, que se beneficia de unas extraordinarias y enérgicas interpretaciones, especialmente de esos dos inquietantes hermanos que representan Jessica Chastain y Tom Hiddleston; este último encumbrado en estrella, gracias a la serie de los superhéroes de Marvel.
Mia Wasikowska imprime candidez, con la sombra de Mary Shelley en sus hombros. Una chica que descubrirá como el amor de su vida, esconde una terrible verdad, sobre la que pivotará buena parte del metraje.
Pero la verdadera protagonista es el viejo caserón del título, construido en un terreno arcilloso y pantanoso. Un lugar que cada día se hunde un poco más en sus cimientos, de la misma manera que ocurre con su familia, habida de poder y costumbres lascivas.
Es sin duda la película más sincera de Guillermo del Toro desde “El laberinto del fauno”, volviendo a los orígenes de un autor, bastante perdido en la maraña de Hollywood.
Solo me quedo con las ganas de saber, como hubiera sido su filmografía sin el consabido (y masivo) uso de los efectos digitales. Un creador que estaría mucho más cómodo haciendo cine en los años 50 y 60.
Francisco Javier Millan
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