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Voto de Francisco Javier Millan:
7
Acción Tobey es un joven piloto de carreras clandestinas que posee su propio garaje para modificar sus coches y hacerlos más rápidos. Sin embargo, acaba en prisión cuando su mejor amigo muere en una de las carreras. Cuando sale de la cárcel, buscará la revancha. Adaptación al cine de la serie de videojuegos homónima. (FILMAFFINITY)
16 de abril de 2014
18 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
No me canso de decir una de las máximas habituales en el cine, las expectativas bajísimas suelen conllevar gratas sorpresas. Y sin duda estamos ante una de esos casos.
Curiosamente tanto el público como la crítica le ha dado la espalda, y digo curiosamente porque tiene los mismos elementos que hicieron que la primera parte de “The fast and furious” se convirtiera en un gran éxito. Incluso me atrevería a decir, que aún moviéndose en un terreno similar, termina siendo superior al primer capítulo que abrió la saga protagonizada por el malogrado Paul Walker.
El gran acierto de estas carreras ilegales es un planteamiento tradicional, teniendo como eje pivotante el factor venganza que tan bien suele funcionar en la pantalla, además de una serie de secuencias de acción rodadas a la vieja usanza. No en vano podremos descubrir un homenaje a la película “Bullit” en la escena del autocine.
Quizás por seguir comparándola esta producción puede llegar a carecer del carisma de los personajes de la citada saga, pero claro, aquellos llevan ya seis películas a sus espaldas y esta me temo que se quedará en un único episodio.
Parece que el tirón televisivo de Aaron Paul no es suficiente como para atraer en masa a los espectadores. Su presencia es agradable pero aún dista de convertirse en una estrella rompe taquillas.
La casualidad ha hecho que tanto él como su compañera de reparto Imogen Poots, estén también compartiendo protagonismo en la cartelera con el drama insulso “Mejor otro día”.
Pero no sería justo si no nombrase una serie de escenas que hacen que el conjunto se tambalee, y es que precisamente los momentos cómicos empañan un conjunto que planteado desde un punto de vista mucho más serio hubiera dado lugar a una gran película.
Estoy de acuerdo de que me digáis que está llena de clichés y tópicos habituales del género, pero qué demonios, no me ha hecho mirar el reloj en ningún momento durante los nada desdeñables 130 minutos.
Y en una nueva ocasión me ha hecho de nuevo viajar por las carreteras y paisajes de los Estados Unidos, impecablemente fotografiados.
Si sois amantes del automovilismo y la velocidad no os defraudará. Yo sin serlo, ha conseguido entretenerme, y con nota.
Francisco Javier Millan
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