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España España · Barcelona
Voto de Laura Prat:
9
Serie de TV. Drama Miniserie de TV (2020). 4 episodios. Una joven judía ortodoxa abandona un matrimonio concertado en Nueva York y pone rumbo a Berlín, donde vive su madre. La historia se inspira en las memorias de Deborah Feldman, en las que narra en primera persona cómo huyó de su estricta comunidad religiosa cuando era joven. (FILMAFFINITY)
13 de abril de 2020
21 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Unorthodox lo tiene todo para triunfar: ser una superproducción de la plataforma con más éxito en el mundo, tratar el fenómeno polémico de las creencias y la fe de una comunidad ultraortodoxa jasídica, basarse en una historia real y estar sublimemente interpretada. Pero no “solo” esto, también aporta aires renovados a las típicas producciones sobre comunidades ultrareligiosas: está escrita y dirigida por mujeres, interpretada en yiddish, con el feminismo como eje transversal, con una estética (a pesar de todo) moderna y en formato de miniserie. Con lo cual, se sitúa en el polo opuesto de los documentales soporíferos sobre judaísmo (u otros ismos). Reconozcámoslo, así no nos hubiera interesado. Por todo esto, Unorthodox es excelente.

Ahora bien, una vez inmersas en la sèrie y cuando ya ha bajado la curva de la gráfica del interés hacia “los otros”, cuando ya hemos aprendido de las costumbres y las hemos criticado desde nuestros ojos eurocéntricos narcisistas, orgullosa y falsamente antipatriarcales, ya podemos empatizar con los personajes como seres humanos. Como iguales, como personas hermanas y no como seres perversos de una colectivo maligno. Es entonces cuando no encontramos con la fenomenal Esty, con el marido sin personalidad con muchos mami issues, con la suegra mala malísima demasiado entrometida, con el primo ludópata que es la vergüenza familiar, con el marido borracho, etc. Además de con los temas transversales: los matrimonios como única opción de proyecto vital, la presión social por el embarazo, los maltratos, el placer femenino, cánones de belleza, etc. Con la ropa y el maquillaje parecía anacrónico.

Llegados a este punto, resulta interesantísimo y cautivador el proceso de crecimiento personal de la protagonista que va desde un lugar donde prima lo colectivo a través de la opresión y anulación de la persona como individuo, hacia un espacio de autonomía y libertad individual. Este proceso pasa por tres fases: la conciencia, la huida y la liberación.

La conciencia. La protagonista sabe, casi por intuición, que ella no encaja. Sus intereses naturales, sus inquietudes, su manera de observar el mundo, la sensibilidad hacia la belleza (musical, en su caso). Su esencia. Brillantemente representado en la escena en la que le rapan el pelo mientras llora (¿qué le están arrebatando aquí, a parte del pelo?) Ella lo siente y lo sufre, pero lo no comparte. Miedo.

La huida. El salto importante empieza cuando deja de sentirlo y pasa a exteriorizarlo. No sé si el efecto catártico que desencadena la huida lo produce la violación de la primera vez que la penetran (¿alguien ha podido contenerse las lágrimas aquí?) o del resultado de la prueba de embarazo (¿y aquí?). Pero claramente hay un punto de inflexión. Ella no encaja, lo sabe y, ahora sí, huye. Valentía.

La liberación. La liberación no empieza con la huida, pasa por un proceso de deconstrucción y de construcción personal, fuera de las rígidas normas jasídicas. Este proceso está representado a través de escenas preciosas como el baño en el lago, quitándose la peluca (deconstrucción), o el concierto en el conservatorio cantando una canción judía (construcción). Libertad.

La valentía de Esty no estaba en dejar físicamente su comunidad. Estaba en reconocerse como un ser independiente y autónomo, capaz de pensar y expresar. Capaz de ser, en esencia, sin pertenecer a nada ni nadie; llámale comunidad jasídica, llámale lo que quieras.
Laura Prat
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