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Voto de Ethan Edwards:
9
Drama En 1885, a la edad de 29 años, ya Sigmund Freud (Montgomery Clift) se daba el lujo de confrontar a su maestro Meyniert... y pronto, de ilustre alumno, su asociación con el médico Josef Breuer (Larry Parks), lo convertiría en uno de los más notables investigadores sobre la histeria. Después, la neurosis, la interpretación de los sueños y el psicoanálisis, entre otros temas, tendrían en él a uno de los más fuertes exponentes de las nuevas ... [+]
22 de diciembre de 2009
16 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Narrar el proceso de un descubrimiento científico suele dar buenos réditos: Ramón y Cajal. Madame Curie, Alexander Fleming, son ejemplos pillados a vuelapluma que dan fe de ello. Sin embargo, el que hizo Freud no concita unanimidad y nunca ha conseguido librarse del todo de la acusación inicial de brujería. Aún hoy hay quien lo considera una patraña o un disparate.
De modo que Huston demuestra osadía adentrándose en esa fronda. En su trabajo consigue mostrar múltiples elementos que enriquecen la historia: así, sin decirlo, nos muestra un Freud joven y apasionado (suelen ser jóvenes los que proponen nuevas teorías, Einstein también lo era). Precisamente los jóvenes, por su escaso compromiso con el paradigma vigente y por no hallarse implicados en la comunidad científica, son los más adecuados para formular teorías que rompen con lo establecido. Su descubrimiento suele tener más de intuición o de pálpito que de deducción derivada de la observación repetida (recordemos que Mendel falseó sus experimentos sólo para dar mayor crédito a su propuesta).
El film nos cuenta cómo se produjeron los hechos en los albores del psicoanálisis. Vemos a un Freud recién doctorado, apasionado y lleno de intuiciones que acaba abriendo un camino maravilloso para la exploración de la psiqué humana. En la película se apuntan cuestiones que después se profundizarán y algunas todavía hoy son motivo de investigación: la interpretación, el valor de los sueños, la asociación libre, los lapsus, el diván...
Un Momtgomery Clift sencillamente glorioso interpreta al joven científico y expresa sus vacilaciones, su tesón, su esfuerzo, con tal verosimilitud que conmueve al más duro de los espectadores.
Freud, el descubridor del inconsciente, el inventor del psicoanálisis - el fonendoscopio para auscultar el alma -, y el normalizador de la sexualidad es captado con precisión y ternura en este film maravilloso de John Huston.
Ethan Edwards
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