Una película que empieza tonteando con el thriller erótico pero que acaba transformándose en una especie de paranoia en tren. La verdad es que nunca supe de qué estación salía ni a qué estación se dirigía.

Con la sombra del maquinista arrastrando, Brad Anderson se limita a hacer una película con muy poca chicha y sin ganas de sorprender. Sigue con su fotografía azulada que casa con la atmósfera de esta película pero que empieza a aburrir por ser demasiado vista. Un thriller que muchos han equiparado a la figura de Alfred Hitchcock pero que no le llega a la suela de los zapatos. No es una película mala pero sí que me pareció tremendamente aburrida en todo lo que hacía.

Perdí el interés pronto y la verdad es que nunca la llegué a buscar. Más bien lo que pasa es que ella me encontró a mí. Para un thriller que requiere de tu atención en todo momento para ser disfrutado el hándicap de que sea tan aburrida le pesa demasiado.