Hay películas que cuentan poco y son atrapantes, Cuenta conmigo es una de ellas. Tiene esa magia única que hace que ver a cuatro niños pasear sea motivo suficiente para mantenerte pegado a la pantalla. Esa magia que yo siempre creo que es involuntaria, no buscada, y que impregna toda una película hasta el punto de que podría durar tres horas que tu empatía hacia ella será máxima. Por desgracia Cuenta Conmigo no llega a la hora y media, y se queda como un caramelito en una degustación.

La película de Rob Reiner es puro intangible. Sí, los escenarios están muy bien escogidos, sin tampoco ser una locura, y hay suficientes anécdotas para tener escenas memorables, pero son los intangibles los que verdaderamente funcionan en una película que es más que una película. La melancolía y la añoranza reinarán en tu persona una vez abandones la sala del cine o tu sofá favorito, y seguro estarás un buen rato recordando "la flor de la vida", pero la de verdad.