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Voto de Cinemagavia:
8
Musical. Aventuras. Romance Adaptación cinematográfica de la famosa ópera de Mozart. En vísperas de la Primera Guerra Mundial (1914-1918), en un mundo oscuro y siniestro, Tamino emprende un arriesgado viaje para liberar a Pamina, la adorable hija de la Reina de la Noche, que ha sido secuestrada por el malvado Sarastro. El destino de los jóvenes amantes puede determinar la suerte de las naciones y la vida de millones de personas. (FILMAFFINITY)
12 de mayo de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
*Clásico y rompedor

Kenneth Branagh lejos de querer crear una versión totalmente fiel a la historia original, se decantó por ambientarlo en la I Guerra Mundial, dando un giro de tuerca a la línea principal de acción. No obstante, no por exponer un escenario diferente, rompió alguna parte de la obra original y sigue siendo totalmente cercano a la magnífica ópera de Mozart. Es más, uno de sus grandes atractivos es poder disfrutar de ella fielmente, pero dándole un enfoque distinto e interesante. Por lo cual, hay una innovación narrativa, en la que se han reajustado ciertas situaciones en pos de la coherencia y de mantener la columna vertebral cohesionando el libreto.

Luego, por otra parte, hay detalles y matices con una profundidad que, aparentemente, pueden no ser comprendidos en el primer vistazo, pero que, sin duda, son puntos de conexión con las problemáticas que se van mostrando a lo largo del film. Después, se desmarca de una concepción maniquea de los personajes y apuesta por ir tejiendo una telaraña de metamorfosis. De esta manera, se puede ver cómo el amor se convierte en el punto de unión de absolutamente todos los personajes, pero sin llegar a una edulcoración excesiva. Además, hay esos toques de locura dentro de este universo, que dan mucho más color y energía narrativa. Inclusive, esas situaciones tan disparatadas son todo un homenaje de fantasía hacia Mozart. Como se puede comprobar, es una oda al clásico, pero con el suficiente riesgo para ofrecer algo nuevo.

*La fascinación musical

Al igual que ocurriese en la ópera original y en la interpretación de ésta en los grandes teatros y auditorios, en La flauta mágica de Kenneth Branagh el cuidado de la selección del reparto principal es imprescindible. En primer lugar, Joseph Kaiser tiene una potencia en pantalla destacable, además de saber personificar esa ingenuidad picaresca que le envuelve. Pero, indudablemente, lo que hace que sea una gran interpretación es la capacidad vocal, la cual es grandiosa. Lo mismo ocurre con Amy Carson, que añadido al gran talento musical que tiene, se une no dar una actuación pomposa y llena de niñería, al contrario, muestra decisión y vigorosidad. Por otra parte, hay que destacar a Ben Davis, siendo uno de los alivios cómicos más acertados y con una expresividad que se disfruta, en consonancia con la química principal del reparto.

Después, qué decir de Lyubov Petrova, la cual se entrega totalmente a la interpretación de la Reina de la Noche y regala uno de los momentos de mayor emoción. Es innegable su capacidad vocal, pero también se debe sumar a ello la expresividad facial y el movimiento en escena, es excelente. Luego, su némesis, René Pape como Sarastro tiene una parsimonia contenida en el nivel justo y necesario. Por lo cual, consigue llegar a la audiencia a través de una fuerza más liviana, que sirve para equilibrar toda la emoción surgida con el resto de actores. Además, así consigue lucirse, utilizando otra estrategia. Por último, mencionar a Teuta Koço, Louise Callinan y Kim-Marie Woodhouse como el trío de señoritas, que dan un espectáculo hilarante y seductor. Sin embargo, Silvia Moi como Papagena no termina de llegar al gran nivel que ofrecen el resto de sus compañeros.

*La fábula sonora

Analizar el despliegue técnico de La flauta mágica de Kenneth Branagh produce y sigue generando debate entre los distintos espectadores, algo que significa que remueve y excita a la audiencia. Para comenzar, la dirección fotográfica se acomoda y hace un buen combo con la dirección artística. Ambos forman una construcción cercana a la fábula, a través de una selección de colores, de elementos visuales en escena y un escenario que no busca la rigurosidad histórica, sino el desempeño creativo y artístico. Desde la primera escena se puede ver como la intención es llevar al público a ese mundo entre lo real y lo imaginario, entre la historia y el cuento, entre lo onírico y la realidad. Gracias a ese contraste, hay un cuidado exquisito del resultado audiovisual y hay una tendencia creativa ingeniosa y muy arriesgada que se sublima perfectamente en la película.

Después, a nivel musical es donde se ha generado cierta controversia. Por un lado, los más puristas podrían criticarla por haberse adaptado al inglés y, por otro, habrá gente que le encante por buscar una manera de saber trasladarlo a un idioma distinto del alemán original. Sin embargo, algo que no se puede obviar es la calidad musical que envuelve a la película. Por lo tanto, hay una elaboración muy escrupulosa, lo que hace que el arreglo y la banda sonora mantengan el éxtasis que sigue emanando de la obra de Mozart. Es más, hay varios momentos en los que impresiona al público y es capaz de emocionar a un nivel elevado. No obstante, hay ciertos momentos menos energéticos y es necesario que el espectador entre en la obra y no se quede en un plano superficial, porque sino podría no deleitarse con la cinta.

*Conclusión

La flauta mágica de Kenneth Branagh es una obra asombrosa en la que se da una vuelta de tuerca a la ópera homónima original de Mozart. Por una parte, lo expone en un contexto totalmente distinto, lo que da cierta innovación. Sin embargo, parte del público puede no conectar totalmente, si se queda en un plano superficial. Después, a nivel interpretativo, es una exquisitez, los actores tienen un talento vocal brillante y una expresividad increíble. Son hipnóticos.

Por otro lado, técnicamente ha sabido gestionar un sello de identidad que contrasta entre la realidad y la fábula, con un uso de los colores y de la escenografía muy bien estructurados. Luego, la banda sonora es un deleite para los oídos, que, en conjunto con el cuidado visual, ofrecen un espectáculo impresionante. Aun así, hay ciertos momentos que podrían sentirse como algo más pausados y alguna fracción del público podría no disfrutarla como pudiese. Un cuento sonoro y visual que hace que la emoción cobre vida.

Escrito por Diego Da Costa
Cinemagavia
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