Gary Ross, el director de los “Juegos del Hambre” dirige Ocean’s 8 las Estafadoras, una especie de spin off de la saga “Ocean” cuyos pasados episodios fueran dirigidos por Steven Soderbergh. Cuál es el aporte? El cambiar el sexo de los protagonistas (oportunamente inscrito en esta corriente de “empoderamiento femenino Hollywoodense”) lo que sin duda viene a dar un efecto refrescante y divertido en lo que hemos ido aprendiendo de la saga.

Más que simplemente ser una historia de intriga y robo, Ocean’s 8 hace una glamorosa inflexión en la moda; desde Burberry, Saint Laurent, Bergdorf Goodman, con reminiscencias de estilo de Liz Taylor, Vivienne Westwood, Grace Coddington, Tory Burch, Jenna Lyons y hasta las rastas de Marley… y esto es notorio cuando abordamos la parte en la que comienza el glam y los cameos de las famosas: Heidi Klum, Anna Wintour, Kim Kardashian y Katie Holmes … en la lujosa gala del Met. Y… entra de lleno a la acción el personaje de Hathaway, con toda la desquiciada locura de una diva caprichosa. Sí, esta parte de Ocean tiene mucho fashion un look seductor y grandes figuras que llenan la pantalla (aunque algunas estén poco explotadas).

Si hubiera algo que apuntar sobre la manera en la que Ross lleva esta parte a efecto es que le cuesta un poco de trabajo llegar a despegar. El comienzo, al dedicar tiempo a la explicación detallada de la cronométrica exactitud de los movimientos para lograr el objetivo es hasta un poco lento y complicado, mientras se reclutan a las participantes y se monta toda la estratagema.

Pero una vez que se entra en materia, el ritmo se uniforma y se mantiene hasta el final.

Resulta evidente que las protagonistas están ahí para llenar la pantalla y soportar un guión que es desigual en el trato a sus personajes y en su estructura narrativa. Pero la presencia de Bullock, Hathaway, Bonham Carter y Blanchet lleva con gracia el trabajo.

El paquete de mujeres criminales pocas veces había relucido tanto, no simplemente porque no necesitan de primera instancia un hombre al lado; sino porque hacen que sus fechorías sean deliciosas, le inyectan clase y glamour al crimen mientras ponen cara de conspicuas.

La dirección de la historia se centra en Debbie, de quien nos queda claro desde el primer momento que es capaz de lo que sea para lograr lo que quiere y que además posee esa “vil y perversa mentecilla” para arreglárselas con la tarea de lograr las cosas. Debbie no solo quiere ser rica, quiere vengarse y además tiene la varita mágica de la revancha, usando frases motivacionales efectivas cuando les dice a sus compañeras que “en algún lugar hay una niña de ocho años soñando en ser criminal, estamos haciendo esto por ella…” (Después de todo las princesas y las hadas son tan de “la temporada pasada” y están tan usadas y sobre valuadas…)

Pero si el eje de la historia es Debbie, la que luce a más no poder en su parte de Star enloquecida es Anne Hathaway, quien es capaz de tomar cualquier rol y transformarlo en algo único y que derrocha estilo. (y un poco de ingenuidad perversa también).

La otra sorpresa es James Corden, quien con la mano en la cintura en cinco minutos saca todo el jugo posible a su personaje de investigador de fraudes pagado por la aseguradora del Collar.

El guión de Ocean’s 8 logra enredar las cosas lo suficiente para colocar al espectador como cómplice y conseguir la aprobación a las fechorías que realizan las señoritas mientras respira un aire de “Sex and the City choca con los 40 ladrones de Alí Babá”.

Aunque en el fondo se sepa que no es tan ético, ellas son adorables, dejémoslas quedarse con el botín.

Escrito por Fabián Quezada León

https://cinemagavia.es/oceans-8-pelicula-critica/