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España España · Madrid
Voto de Ibán:
9
Drama Después de una cena en la mansión de los Nóbile, los invitados descubren que, por razones inexplicables, no pueden salir del lugar. Al prolongarse la situación durante varios días, la cortesía en el trato deja paso al más primitivo y brutal instinto de supervivencia. Una parábola sobre la descomposición de una clase social encerrada en sí misma. (FILMAFFINITY)
31 de diciembre de 2005
40 de 49 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya en "las armas secretas", Cortázar, en uno de sus relatos desgranaba con sutil inteligencia la posición de los llamados "nuevos ricos" (nada que ver con los labradores del campo que ocupan el resto de la literatura hispana del mismo siglo), que en el regreso de fin de semana desde sus casas rurales hasta las de la ciudad se encontraban impedidos por un atasco. Éste era de los que no sólo duraban minutos, sino horas y finalmente incluso días y semanas. De igual manera, los protagonistas de "El ángel exterminador" son forzados a una situación del absurdo, encerrándos durante tiempo indefinido en el mismo comedor dónde acaban de cenar y obligados como los personajes del cuento de Cortázar a hacer nueva vida. Primero encargados de afrontar el tiempo para el ocio (el desayuno y las charlas), para la vivencia (mientras esperan que alguien los rescate), y por último para la supervivencia; que es cuando aparece como en todo relato de encierros colectivos el sexo (infiel), la muerte (decrépita), y la locura (malsana): temas universales (Y buñuelianos).
Pero Buñuel va mucho más allá de donde llegaba Cortázar, no sólo por un discurso más virulento sino porque no habla sólo de los nuevos ricos, sino de los de siempre, los que estaban en lo alto y siguen estando. Esa clase social que intenta solucionar el tránsito a los nuevos tiempos con una cena salpicada de humor, apreciación artística y discurso pseudo-intelectual y que finaliza con un encierro voluntario (?) en ese mismo salón que les alejará para siempre del resto de la sociedad. Es ahí cuando aparecen los brutales contrastes entre el grupo de selectos amantes del buen gusto que eran y los seres humanos despojados de toda dignidad (incluida la cara educación que han recibido) en que acaban convirtiéndose. Y por supuesto el fin de todas las normas de decoro que antes veneraban como religión, casi como si estas se hubieran tomado de buena gana una divertida venganza
Ibán
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