Ya se sabe que crear expectativas es un arma de doble filo. Elysium ha llegado por todo lo alto y se ha ido con la cabeza gacha. Le precedía un trailer que vaticinaba la exaltación en cada fotograma. Una campaña publicitaria sin precedentes. Y sobre todo la socorrida coletilla "del director de ..." En esta ocasión un recurso más que aceptable. Distrito 9 supuso para Neil Blomkamp no sólo desfilar en la carroza de la alfombra roja, sino estar en boca de una comunidad cinéfila que pedía a gritos carne fresca en el sector de la ciencia ficción. Elysium tenía, por tanto, parte del camino resuelto. ¿Estaríamos ante el chaleco salvavidas en un verano donde los blockbuster han naufragado?

Viajamos al año 2159 para adentrarnos en un mundo no tan lejano como su número. La diferencia de clases se evidencia en diferentes órbitas. La Tierra da cobijo a todos aquellos que no forman parte de la élite más acomodada cuyo hábitat se localiza en Elysium. Una galaxia en la que no hay cabida a la insalubridad, al malestar. Las enfermedades son curadas a través de cápsulas médicas que forman parte del mobiliario de cada hogar. Las necesidades están cubiertas. En definitiva, un paraíso de reducido acceso.

La que prometía ser una de las grandes producciones de la temporada arranca con buen pulso a pesar se la ausencia de adrenalina en sus primeros instantes. Pisa con brío en un terreno similar al de Distrito 9. La descripción de los personajes y esa tierra devastada atrapan a un espectador simpatizante con una realidad no tan lejana. Las continuas consecuencias a la crisis económica subrayadas con carboncillo logran adentrar al respetable en este escenario en el que la violencia, la división de clases y el instinto de supervivencia juegan una partida de vértigo. Pero lo que supone el mayor atractivo y un lavado de cara a la masticada ciencia ficción de los últimos años, enseguida se torna en monotonía. Una vez que Blomkamp presenta el juego, el desarrollo se antoja redundante para librar un final de manual.

Si la ciencia ficción sirve como elemento conductor a otras épocas y lugares, quizás echemos en falta un mayor análisis de esa galaxia de la que tanto alardea la película. La mano del director se ha quedado corta a la hora de mostrar los entresijos de Elysium. Se ha centrado en sucesivos planos que describen las acrobacias de sus protagonistas en lugar de exprimir al máximo el emplazamiento al que da nombre el filme.

Para simpatizantes de un Matt Damon imponente.

Lo mejor: la fuerza narrativa en su descripción.
Lo peor: termina sucumbiendo a los cánones de la industria.