No se puede dudar de la renovación del género de ciencia ficción que supuso esta película. Hipnótica como pocas, Blade Runner es un ensayo sobre la condición humana y sobre sus eternas preguntas filosóficas. Atrapa desde el primer minuto, y no permite al espectador retirar la mirada ni un sólo segundo gracias a su preciosa atmósfera y a su absorbente historia.
No recuerdo a un Harrison Ford mejor (quizá en Indiana Jones), y quizá tengamos en este film a uno de los mejores antagonistas nunca vistos, eso sí, con su enorme sentimentalismo poético que explota al final del film.