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Voto de Travis Bickle:
8
Drama Después de una cena en la mansión de los Nóbile, los invitados descubren que, por razones inexplicables, no pueden salir del lugar. Al prolongarse la situación durante varios días, la cortesía en el trato deja paso al más primitivo y brutal instinto de supervivencia. Una parábola sobre la descomposición de una clase social encerrada en sí misma. (FILMAFFINITY)
9 de enero de 2014
20 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dadas las numerosas interpretaciones que pueden hacerse sobre El ángel exterminador y ser todas ellas perfectamente válidas según la opinión de cada persona, empezaré por explicar lo que me ha sugerido esta película:

Nos encontramos ante un grupo de personas de la alta burguesía que se disponen a cenar como invitados en la mansión de los Nóbile tras llegar de la ópera. Estos señoritos y señoritas están evidentemente un peldaño o dos por encima en la escala social que por ejemplo los sirvientes de la casa. Pero si están a un nivel superior es porque sus normas de conducta son exquisitas conforme a lo que determina el protocolo, sus temas de conversación son hartamente interesantes, reina la cordialidad entre todos ellos y el clima social es excepcional. Por supuesto, todos ellos mantienen una imagen bien cuidada e inmejorable (barbas bien perfiladas, trajes y pajaritas ellos y, vestidos escotados, joyas, colgantes y peinados perfectos ellas). No cabe esperar menos de jóvenes arquitectos, reputados médicos y sus adorables esposas y prometidas. Pero… ¿qué ocurriría si estas personas no pudieran salir de una habitación por extrañas circunstancias y se vieran obligadas a convivir entre ellas?

Lo que sucede es lo que vemos en la película: este grupo de personas dejaría de ocupar ese primer puesto en la sociedad para instalarse en el último dejando por el camino y en evidencia toda esa fachada que eran las ricas vestimentas y joyas, los buenos modales y el gran saber estar por puros reproches, actitudes ruines los unos con los otros, envidias y odio para todo aquel que se precie. Nada es lo que parece o intentamos aparentar. Lo único que reina es la falsa modestia, hacer lo que todo el mundo hace y pensar como todo el mundo piensa. Todo esto puede funcionar bien siempre que no aflore ninguna situación imprevista o que nos desconcierte ya que de darse esta situación tal y como sucede en la película se irán sucediendo todas nuestras reacciones más primitivas e inevitablemente humanas que intentamos mantener encerradas.

Buena película pese a que en ciertos momentos pueda venirse un poco abajo o adolezca por falta de tensión aunque puede que hasta este aspecto sea buscado ya que muchas veces no es necesario que ocurra nada para que nos descompongamos con todo y con todos.
Travis Bickle
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