“Operación Crossbow” es una muy apreciable película bélica que aborda el interesante asunto de los misiles balísticos alemanes en el último año de la guerra. Además de las bombas volantes, también se aborda el éxito que supuso la puesta en marcha del V2, un misil que no pudo como se esperaba cambiar el transcurso de la guerra pero que fue por lo menos uno de los últimos graves quebraderos de cabeza de los aliados. De haber sido más efectivos -únicamente el 25% de ellos alcanzaba sus objetivos- podían haber dicho la última palabra, y aunque Alemania difícilmente hubiese podido ganar el conflicto, la derrota y las condiciones no hubiesen sido las mismas.

La película de Michael Anderson (en uno de sus mejores trabajos) mezcla bien las diferentes escalas de la historia, desde la gran política de estado a la del espía que trabaja a pie de obra. Tiene además la originalidad de la presencia de una guapísima Sofía Loren en un papel que resulta chocante por su desenlace, y un grupo de excelentes secundarios envueltos en una trama la mar de entretenida.

Entre lo menos grato hay que apuntar hacia George Peppard, que resulta anodino y con falta de credibilidad como protagonista, y por supuesto toda esa parte final que le hace perder algún punto. Y es que la mayoría de estos productos no pueden evitar en algún momento caer en lo inverosímil de sus acciones bélicas.

Aún así, estamos ante una buena película de género, que ya en su día llamó la atención en el festival de San Sebastián, y que hoy en día se encuentra algo olvidada pero que es perfectamente rescatable como producto de evasión y como estímulo para acercarse a un tema que no se ha tocado como debiera dentro de la SGM.