Uno de los elementos fascinantes de la historia que se ha puesto como base de la vida de la Mujer Maravilla es el mitológico. Con él muchas cosas resultan tocadas por la magia y la fantasía que hacen que muchas cosas sean posibles. Así, la bella Diana pasa a ser la heredera de Zeus en su combate con Ares. Sin embargo, la idea bonachona de Zeus en este filme no acaba de encajar muy bien con la idea misma del dios olímpico tan presto también a la amargura, a la venganza, al total descuido.Por ahí empezó a caerse el decorado de esta historia. Ares tampoco cuaja muy bien como dios. De hecho, resultó bastante caricaturesco.
Y ya puestos en la medida de aquellos dioses parecía claro que Diana fuera una mujer tan ingenua, cosa que le iba restando los méritos narrativos a esta adaptación cinematográfica.
Si bien la película termina siendo entretenida, muy a secas, queda ese singular sabor de que ese viaje a través del nazismo y la Segunda Guerra Mundial alcanzaba a tocar fibras más que interesantes cuando se veía como parte de una situación cargada de bases míticas. Tal vez en otro próxima aventura las cosas salgan mejor.