No entiendo en modo alguno cómo nos han vendido esta espantosa cinta como si fuera la séptima maravilla del mundo, tanto del 3D (un horror las chapucerías técnicas y eso sin contar que no son lo peor), como de la fantasía y como si fuera la mejor Alicia en el País de las Maravillas que se ha visto jamás. Pobre de Carroll si levantara la cabeza y viese su sagaz sátira (disfrazada de cuento) a la sociedad victoriana convertida en un cursi, empalagoso, sinsentido y rídiculo relato para adolescentes que no tiene nada que envidiar en absurdez pura a la saga Crepúsculo, sino más bien lo contrario.

Tim Burton ha mezclado dos novelas diferentes del mismo autor, si bien esto podría haberse salvado si al mezclarlas el argumento hubiese tomado sentido. Alicia es tonta completamente; durante toda la película se niega a a ayudar a matar al monstruo para finalmente decir que sí, sin ningun motivo aparente, sin transición, sin nada que le haga cambiar de parecer. La sugerencia de que pase "algo" entre Alicia y el sombrerero es repugnante y está cogida por los pelos, al igual que el famoso baile del que hablan insistentemente durante toda la película, para después ejecutar una especie de abominable breakdance que lo único que hace es producir vergüenza ajena en el espectador.

Aún así, lo peor sin duda es la cursilería empalagosa de la que son partícipes todos los personajes. ¿Desde cuándo los habitantes del País de las Maravaillas han queridos ser amables con Alicia? Se supone que tienen que ser una panda de lunáticos, ¿que quieren algo de ella?, probablemente, pero no es su amistad ni su cariño. Es más, Alicia tiene que desesperarse, tiene que acabar harta de tanto imbécil y tanto chiflado hasta el punto de querer marcharse de ese mundo aparentemente hermoso y colorido que en realidad no tiene sentido alguno. Voilá! He aquí el meollo de la historia que nos quiso contar Carroll y que El señor Burton se pasa por el forro. Adiós a Alicia en el País de las Maravillas pues! ¡Bienvenida, Alicia en el país de las Ñoñerías!

Esta Alicia no quiere irse, porque los habitantes de este País de las Tonterías son de lo más bobalicón que uno se pueda imaginar. Luchan contra una malvada reina (también bobalicona) de la forma más racional que pueda uno plantear en semejante historia, que es exactamente lo que no debería ser, ya que el propio tema de la novela requiere que fueran locos de atar. La resolución de la novela aquí no aparece como tal, sino que el bueno de Burton mete argumento (según él) de A través del Espejo, cosa que también pongo en duda.

No soy detractora de Burton, es más, me encanta Big Fish. Aunque su empeño por poner todo oscuro y negro pero sin atisbo de goticismo por ninguna parte, por mucho que digan sus fans, me parece ridículo y creo que le acerca cada día más a Tokyo Hotel y a las quinceañeras con calentadores de rayas moradas y negras.