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España España · Barcelona
Voto de Arcade:
8
Drama Filmada únicamente usando luz natural, la historia de "El canto de los pájaros" es, según su director, Albert Serra: "en cierto sentido bastante simple, cuenta lo que dicen esas tres frases de la Biblia: unos Reyes Magos que llegan a un sitio que parece ser el Portal de Belén, y se van". Preestrenada en Cannes 2008 con una acogida discreta. (FILMAFFINITY)
8 de marzo de 2009
10 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
El Cant Dels Ocells es toda una experiencia cinematográfica por dos motivos. Por un lado, porque lo importante de esta pelicula no es tanto lo que sucede, sino la experiencia de ver cómo sucede, vivir el momentazo de hora y media que acompaña a los protagonistas, los Reyes Magos de Oriente que viajan para adorar al recién nacido Jesús. Por el otro, porque la sala de cine es el único lugar donde puede y debe ser disfrutada la película con plenitud. Con la predisposición y la oscuridad del espacio, la escala acongojante de la pantalla y el silencio complice de la comunidad de espectadores. Vamos, que en DVD este film puede ser una castaña importante.

Serra dice: “Además de buena, la película es divertida, y no excesivamente intelectual” o “Ésta o mi anterior película, son probablemente la mejor y segunda mejor película del cine español de los ultimos 25 años, a elegir el orden” Y tiene razón… en que su película no es especialmente para intelectuales, lo cual no quiere decir que su visionado no sea complicado.

El realizador cuenta de forma extremadamente pausada una serie de banalidades y momentos muertos en la vida de tres reyes magos, así en minúsculas, anónimos, todos de raza blanca, que caminan por un paisaje radical (rodado entre otros entornos, en Islandia y Tenerife) siguiendo la famosa estrella. Un argumento de sobra conocido permite, como el planteamiento del director reconoce, pararse en pequeñas conversaciones huecas y aparentemente inanes, y en la contemplación de estos tres hombres en todas sus acciones, desde echar una siesta, darse un baño, o buscar en el cielo la luz de guía. Estas secuencias, largas sin más, son con todo, lo que hipnotizan y producen a la vez una sensación de desasosiego argumental que una vez vencido, permite acceder a la paz que el director busca, la experiencia que nos mueve, y que nos permitirá no buscar ni moralejas ni tramas secundarias ni diálogos de relleno, tan solo reconocer mucha verdad, salpicada siempre con algo de humor y la sensación final de que lo que vemos proyectado está mucho más cerca de lo que pudo ser en realidad, que cualquier de las impostadas ( y aún así queridas, claro que sí) secuencias de carton-piedra del Hollywood de siempre.

Y es que Serra, al eliminar cualquier tipo de épica y aparatosidad histórica, lo que consigue es reducir personajes y motivaciones a sus más elementales ideas, sin dobles lecturas, simplemente va al origen y muestra a personas sin la carga que la tradición y la religión les ha impuesto. Y aún así, como él mismo reconoce, su película es profundamente religiosa, pues ni relativiza ni busca la crítica en el contrapunto, sólo explicita la humanidad de aquellos que viajaron movidos por su fe, buscando a Jesús. Quizás por eso, en el momento de la Adoración, la emoción embarga el discurso, que hasta ahora era sereno y por única vez escuchemos música en la película: El Cant Dels Ocells, de Pau Casals.
Arcade
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