La verdad es que no sé muy bien porqué decidí ver esta película, pero es una de las mejores cosas que he podido hacer. Después de verla una vez, volví a hacerlo ¡Tenía que recomendarla!

Una historia de misterio, de intriga, de crímenes... todos ellos relacionados con los pecados capítales. Podrían haber decidido que este justiciero que toma la Biblia y los pecados capitales como método de venganza, de enseñanza a la sociedad, reflejara sus ideas de otra forma; pero la vía de los crímenes y la reflexión que hacen los personajes sobre cada uno de ellos no tiene desperdicio y es muy acertadoo. Y es que el guión, el argumento, la historia, los personajes... todo tiene su porqué y su gancho que te tiene atento al televisor en sus dos horas de duración. Los ambientes están muy trabajados y la penumbra y la lluvia que rodea a muchas de las escenas no podía ayudar mejor al mensaje que quiere transmitir.

Todo ello acompañado de un expléndido Kevin Spacey en su papel de psicópata que se cree Dios; Brad Pitt en una de su mejores interpretaciones y papeles de toda su carrera; y un Morgan Freeman que no podía ser mejor compañero de un joven detective, genial.

Siete pecados, siete crímenes...siete reflexiones distintas. ¡A disfrutar!