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España España · Zaragoza
Voto de Paco Ortega:
9
Comedia Un neoyorquino maduro y excéntrico (Larry David) decide abandonar su acomodada vida para llevar una existencia más bohemia. Su relación con una bella joven sureña (Evan Rachel Wood) desembocará en una serie de enredos familiares y sentimentales. (FILMAFFINITY)
7 de octubre de 2009
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo que funciona en esta película es su aparente sencillez. Aparente: porque, ¿no me digan que no es complejo juntar de esta manera los mundos de unos personajes que, una vez se conocen por casualidad, cambian sus vidas y sus personalidades dan un giro de 180 grados?

Esa sencillez es la consecuencia del inmenso talento, la experiencia y el oficio de uno de los artistas más preclaros que ha dado el siglo XX y que hace que a sus 74 años no solo lo conserve sino que lo demuestre de este modo.

Sabe dirigir actores como nadie. Todos están magníficos: sus personajes les entran como guantes y ellos no desaprovechan esta oportunidad. Pero Evan Rachel Word merece una mención aparte porque, aunque había dado muestras de gran solidez interpretativa y de una precocidad magnífica, hace aquí el papel de su vida. Hará otros después –sus 22 años se lo permitirán con creces-, pero jamás olvidará esta lección interpretativa que Woody Allen le ha dado de manera generosa, un director que a lo largo de su carrera se ha distinguido por su exquisita manera de dirigir actrices y enamorarse de algunas de ellas.

Allen y su equipo han construido una pequeña maravilla, rebosante de sentido del humor, de inteligente autocrítica, de lucidez filosófica. Desde el guión, obra del director, hasta la dirección artística de Santo Loquasto, fiel entre los fieles, que es, en mi opinión, una de las herramientas de su éxito.

Y, por encima de todo, ahí está el mensaje diáfano: que cada cual haga lo que tenga que hacer y esté con quien quiera estar para ser feliz, a pesar de profetas, parlanchines, políticos, consejeros, hechiceros, sacerdotes y el vecino del tercero, un pedazo de cabrón sin vida propia, empeñado en que nosotros tampoco disfrutemos de la nuestra.

Los fundamentalistas de cualquier signo deberían realizar una cura de desintoxicación viendo varias veces esta magnífica película.
Paco Ortega
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