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España España · Cines Astoria Alicante
Voto de Bloomsday:
7
Drama Willie Stark (Broderick Crawford), un hombre honrado y valiente, sufre una transformación el día que decide entrar en política y descubre que todo es juego sucio. Tras ser elegido gobernador, olvidando sus principios, lo primero que hace es apoderarse de la prensa y la radio. Convertido en un ser corrupto hará cuanto esté en su mano para permanecer en el poder. (FILMAFFINITY)
13 de noviembre de 2006
21 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tan pedagógica y básica que acaba siendo casi un golpe al aire. Tiene vocación de derechazo pero no te deja KO, solo marea a ratos.

De todas formas narrativamente es, si bien no redonda, muy interesante. Quizás demasiado precipitada (algunos, los más optimistas, detectarán ahí un gran uso de la elipsis) pero para durar lo que dura, cuenta lo que cuenta de forma sólida y cumple sus objetivos. El guion es más funcional que rotundo, pero es un gran ejemplo de escritura consistente y de una pieza. Mejor, por tanto, la crispada narración (guion y construcción visual de Robert Rossen) que el mensajito de marras. Pero ese trabajo narrativo convierte la película en un producto creo que plenamente recomendable, sobre todo por la tremenda concisión y precisión, dos de las virtudes más difíciles de lograr en un guion y de trasladar a imágenes sin perder fuerza. El tono pseudoperiodístico tiene mucho que ver en que la película no pierda nervio expositivo.

Pesimista e izquierdosa a partes iguales, puede molestar su hincapié discursivo excesivo y obvio. También saldrá malparada de las inevitables comparaciones con «Ciudadano Kane». Desgraciadamente, aquí el proceso de transformación del protagonista (plagado de corruptelas, traiciones y desprecios), y la perspectiva del periodista durante ese proceso, está a años luz de la gran película de Orson Welles. Pero eso ya lo sabemos (casi) todos.

Fantástica Mercedes McCambridge. Su interpretación es como la cinta; excesiva e incluso sobreactuada, pero irresistible.

De Broderick Crawford no creo que haga falta añadir nada más.

El peso de la cinta debió recaer más en esa metamorfosis y la crisis personal que acarrea que en la denuncia (v. gr. «El buscavidas»). Una vez aceptado esa errónea premisa las cosas funcionan bastante bien. Y siempre nos queda el consuelo de que el idealismo deje paso a la desesperanza, lo que mitiga en cierta medida la innegable bisoñez de la película.
Bloomsday
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