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España España · Cines Astoria Alicante
Voto de Bloomsday:
9
Drama Retrato de la triste existencia de una chica que es maltratada por su padre y humillada por la gente de su pueblo. (FILMAFFINITY)
2 de junio de 2010
34 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cazadores, liebres, gallinas, disparos apenas amortiguados entre columnas de luz suicida. Una niña, unas piernas deshilachadas. Un rostro inerte, dreyeriano. Y ese girar, cayendo, entre un telón de vestido magullado y rama, hasta el manantial de la doncella.

Respirar hacia dentro esta geometría exacta sin redundancias, saborear la explosión trascendental de la constatación. Porque el cine de Bresson constata, no forja, no genera: destapa el velo oscuro en plano detalle. Se estructura en viñetas con la precisión del ángulo recto definido en trazos breves, como un corte limpio en la corteza hasta el tejido. No hay movimiento en la naturaleza muerta y, sin embargo, ¡qué viveza física la de esta invariabilidad! No hay control, no hay interpretación, solo un echarse a vivir el mundo. Un estar abocado al mundo. O al cine. O al silencio.

Para ello hace falta un cierto modelo agustiniano que haga retumbar las figuras del sonido y sus pisadas desmaterializadas desde dentro (la calle, el viento…cuánta vida ahí detrás, fuera de campo, atacando las sienes). Impulso desde la intimidad del propio espectador hasta la imagen del modelo. Hasta que la emoción devenga no en vivencia, no en taquicardia dramatizada, sino en ahogo. Asfixia de eremita argumental, “Imago dei”. Aquello que no se ve, se oye y palpita en el aire descubriendo la soledad, la dureza y la espiritualidad en una contracción de los pulmones. Cine que nos señala sin profusión de escenario la olvidada necesidad del “espectador interior”.

La película “atrapa”, la película “engancha”. No, no hay papel activo en el metraje… Se trata más bien de estar abocado al cine. O al mundo. O al silencio.

Y lo peor de esta antropología desecada no es la acumulación flagelada de dolores del alma. Lo peor es que la carne ni protesta, no busca una finalidad redentora: solo mira con ojos grandes, etéreos.

Constatando.
Bloomsday
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