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Voto de Bloomsday:
6
6,8
2.011
Drama
Edipo, hijo de Layo y Yocasta, reyes de Tebas, es abandonado de niño para que se muera, al conocer por una profecía que será el asesino de su padre. Pero el niño es salvado y adoptado por el rey de Corinto. Sin conocer sus orígenes, regresa a Tebas cuando ya es adulto y se cruza en su camino con Layo. Tras una discusión, lo mata, sin saber que era su padre. Posteriormente contrae matrimonio en Tebas con la viuda del rey, es decir, su propia madre. (FILMAFFINITY) [+]
6 de octubre de 2010
22 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
El prólogo y epílogo se sitúan en el siglo XX. Pasolini quiso trazar una repercusión directa del mito al incluir el elemento autobiográfico (esos insertos contemporáneos tienen que ver con el director) como forma de confesión psicoanalítica. Estas partes, además, introducen la primera pista de la actualización de los mitos clásicos a los pilares de la cultura occidental.
La adaptación de la tragedia clásica emplea un mecanismo de distancia para con el espectador mediante el rechazo de la reconstrucción histórica realista, prefiriendo Pasolini algo así como una interpretación introspectiva y atemporal. Esa irrealidad se manifiesta a través de sucesivos hallazgos:
- La ubicación de la acción en una especie de “Tigris y Éufrates” indeterminado (pese a los cartelones avisándonos de que por aquí, allá o acullá se va a Tebas). Un eclecticismo magrebí, sumerio, egipcio, etc., que quizás indague en un lugar más representativo de la psique, la culpa y la metáfora ahistoricista, y no tanto una reconstrucción fidedigna.
-El vestuario genera una ilusión de irrealidad casi totémica que encaja con la atmósfera onírica o inconsciente. Cascos y espadas como tallas funerarias de tribus africanas con un contenido, de nuevo, más simbólico que histórico.
-La película incorpora un arco temporal más dilatado que la historia original (vemos sucederse situaciones que en Sófocles se expresan mediante la palabra o el recuerdo). Alegoría del flujo del tiempo y la aridez desértica como elemento latente del “ego” que va más allá de la tragedia clásica para centrarse en el dolor del mito como, casi, pecado original allende las fechas.
-La separación con respecto a una narración lineal clásica aparece también desde el elemento formal: los carteles “mudos” sustitutivos de las estrofas y antístrofas de la obra sofocloidea; puesta en escena y fotografía (technicolor, gran angular…) que evocan un despojo que afecta a la continuidad de lo percibido por el espectador: luchas a contraluz, ruptura de la transición entre planos que muestran lugares distintos al ser montados, o alternancia de la perspectiva subjetiva con la que no lo es, etc. "El tiempo de lo sagrado en Pasolini" de Fernando González es una muy interesante obra que profundiza en estos aspectos.
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La adaptación de la tragedia clásica emplea un mecanismo de distancia para con el espectador mediante el rechazo de la reconstrucción histórica realista, prefiriendo Pasolini algo así como una interpretación introspectiva y atemporal. Esa irrealidad se manifiesta a través de sucesivos hallazgos:
- La ubicación de la acción en una especie de “Tigris y Éufrates” indeterminado (pese a los cartelones avisándonos de que por aquí, allá o acullá se va a Tebas). Un eclecticismo magrebí, sumerio, egipcio, etc., que quizás indague en un lugar más representativo de la psique, la culpa y la metáfora ahistoricista, y no tanto una reconstrucción fidedigna.
-El vestuario genera una ilusión de irrealidad casi totémica que encaja con la atmósfera onírica o inconsciente. Cascos y espadas como tallas funerarias de tribus africanas con un contenido, de nuevo, más simbólico que histórico.
-La película incorpora un arco temporal más dilatado que la historia original (vemos sucederse situaciones que en Sófocles se expresan mediante la palabra o el recuerdo). Alegoría del flujo del tiempo y la aridez desértica como elemento latente del “ego” que va más allá de la tragedia clásica para centrarse en el dolor del mito como, casi, pecado original allende las fechas.
-La separación con respecto a una narración lineal clásica aparece también desde el elemento formal: los carteles “mudos” sustitutivos de las estrofas y antístrofas de la obra sofocloidea; puesta en escena y fotografía (technicolor, gran angular…) que evocan un despojo que afecta a la continuidad de lo percibido por el espectador: luchas a contraluz, ruptura de la transición entre planos que muestran lugares distintos al ser montados, o alternancia de la perspectiva subjetiva con la que no lo es, etc. "El tiempo de lo sagrado en Pasolini" de Fernando González es una muy interesante obra que profundiza en estos aspectos.
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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
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Todo ello para defender la opción de película que, como decía Pasolini, fuera una representación metafórica de la historia y el mito. Un reflejo del pasado que se proyecta hacia el futuro con intenciones freudianas evidentes, pero también intenciones de rebeldía ideológica al mostrar un "drama de revelación" mediante la toma de “conciencia” de un personaje castigado por la pretensión individualista de reescribir su destino, un pueblo asolado por la enfermedad de su ignorancia e inacción, etc.
Estas intenciones reivindicativas comentadas se observan formalmente en una puesta en escena absolutamente contraria a los cánones tradicionales de cine histórico para uso y consumo del respetable, subvirtiendo la imaginería tópica de cuadro familiar o bodegón a la “burguesa”.
Se tematiza así el hecho de que la tragedia adaptada sea una actualización universal sobre la condición humana, con vasos comunicantes con las obsesiones biográficas e ideológicas del autor italiano.
Todo ello para defender la opción de película que, como decía Pasolini, fuera una representación metafórica de la historia y el mito. Un reflejo del pasado que se proyecta hacia el futuro con intenciones freudianas evidentes, pero también intenciones de rebeldía ideológica al mostrar un "drama de revelación" mediante la toma de “conciencia” de un personaje castigado por la pretensión individualista de reescribir su destino, un pueblo asolado por la enfermedad de su ignorancia e inacción, etc.
Estas intenciones reivindicativas comentadas se observan formalmente en una puesta en escena absolutamente contraria a los cánones tradicionales de cine histórico para uso y consumo del respetable, subvirtiendo la imaginería tópica de cuadro familiar o bodegón a la “burguesa”.
Se tematiza así el hecho de que la tragedia adaptada sea una actualización universal sobre la condición humana, con vasos comunicantes con las obsesiones biográficas e ideológicas del autor italiano.